Hace una semana, los medios masivos de comunicación compartían lo que fue el mayor ataque por parte del grupo Hamás al sector Israelí, en un conflicto que se remonta a milenios atrás. Martin Griffiths, secretario de las Naciones Unidas, advertía que esta semana se avecinaba lo que sería una prueba para la humanidad, tomando en consideración las posibles represalias que Israel pudiera tomar en contra de la población palestina en la Franja de Gaza.
Hoy podemos afirmar que la humanidad está fallando a esa prueba. Inclusive en los escenarios más crudos, hay quienes afirman que existen reglas humanitarias, y que, hasta las mismas guerras tienen las suyas: los civiles, hospitales, escuelas, clínicas no pueden ser un objetivo de ataques, cuestión que Israel ha decidido pasar por alto, al anunciar a la población palestina que desalojara el norte del territorio en un plazo no mayor a 24 horas.
Dentro del punto anterior, hay una cuestión que en lo personal me parece inhumana: las órdenes incluyen desalojar los hospitales, convirtiéndose en una sentencia de muerte para enfermos y heridos que irremediablemente requieren atención inmediata, empeorando la ya grave crisis humanitaria y de salud pública que se vive en la que algunos llaman la cárcel más grande del mundo. Hablamos de vidas en juego, de gente frágil y críticamente enferma.
Aunado a lo anterior, Israel ha aumentado las restricciones en la Franja, agravando la situación de vulnerabilidad de la población, e impidiendo a los países vecinos, como Egipto, que intervengan. La situación se empieza a tornar insostenible con el paso de las horas y días. Estamos presenciando, tras lo mencionado anteriormente, la falta de tolerancia así como de intenciones para encontrar soluciones a un conflicto que, con el paso de los años, solo aumenta la tensión.
Por más que uno busque plasmarlo, es imposible representar el sufrimiento de la población atrapada hoy en esta guerra, sin embargo, es inevitable pasar por alto y reflexionar lo que la falta de tolerancia e intereses pueden llegar a causar. Nos leemos la próxima semana, y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar desde espacios más informados que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.
