Francisco Rodríguez Vílchez llega como emergente al Club Santos.
No tiene experiencia en México y por lo tanto desconoce todo el contexto del futbol mexicano.
Por más que pueda decir que el futbol mexicano es conocido en España, la realidad es otra.
Y tan desconoce que terminó aceptando la oferta del Santos, porque nadie, pero nadie que conozca el actual contexto del club se atrevería a tomar sus riendas.
Por eso Francisco lo hizo, porque desconoce.
Porque si algún entrenador le preguntara a Fernando Ortiz, Ignacio Ambriz, Repetto o Eduardo Fentanes, todos darían como consejo que lo mejor es no aceptar el cargo como entrenador del Santos.
La razón es muy sencilla: no hay plantel competitivo para aspirar a algo mínimamente decente.
El español, obviamente, aceptó el reto porque no tenía trabajo y porque entiende que con esa infraestructura, ese estadio, esa historia y todo lo que envuelve al Santos, para bien, se puede trabajar a gusto, con hermosas instalaciones y servicios de primera. Entonces todo eso impacta y motiva… en principio.
El problema es que el plantel no tiene nada qué ver con la infraestructura del club. Por eso retomo la idea del principio: quien conoce bien el actual contexto del club no se atrevería a dirigirlo. Claro que se le desea la mejor de las suertes.
Desgraciadamente ya pasaron muchos por ese banquillo que simple y sencillamente se terminaron doblegando por la dura realidad que vive el equipo, una realidad con la que se fue estrellando en todos y cada uno de los partidos (excepto ante León) que disputó el pasado torneo, el peor en la historia del club.
Se le podrán haber dicho muchas cosas, como que confían en él, que saben que al haber estado en equipos en difícil situación logró sacaros adelante, que si está aquí es porque tiene las herramientas necesarias, y un montón de discursos motivacionales más.
Pero el Santos no es un equipo del montón.
El Santos no es el Rayo Vallecano ni ningún otro equipo mediocre de la tabla baja de España o de la segunda división española.
No, el Santos es uno de los grandes de México que a lo único que debe aspirar es a volver a recuperar su grandeza. El Santos no aspira ni deberá aspirar nunca a ser un equipo de la medianía.
Pero para que el Santos recupere su grandeza necesita grandes jugadores o, en su defecto, un entrenador que llegue con una “varita mágica” y logre hacer mejores a los actuales futbolistas para que saquen su mejor potencial (si es que lo tienen) y logren poner al Santos como aspirante al título, donde siempre debe estar. Mientras tanto, hasta no ver, no creer.
