Monterrey ganó porque tiene de sobra lo que al Santos le falta: grandes individualidades. El gol de Canales, magnífico, fue un gol de otro partido, de esos que solamente están al alcance de los genios.
Su anotación fue la que destrabó el partido y le permitió a su equipo navegar con más tranquilidad durante lo que restó del tiempo.
El cuarto gol de Arteaga, también golazo, vino cuando el partido ya estaba muy descontrolado de ambos lados.
Pero una cosa debemos tener muy presente: el Santos jugó bien, muy bien por momentos. Los de Ortiz metieron constantemente en aprietos a Monterrey y a su débil, con todo y Sergio Ramos, zaga defensiva.
El primer tiempo del Santos me recordó al Santos de Almada: para adelante, reduciendo espacios y generando cortos circuitos en el sistema nervioso del rival. Monterrey se las vio muy negras durante un buen lapso del partido.
Hoy todos los santistas deben sentirse orgullosos de su equipo, porque el Santos, con todo y sus limitaciones, plantó cara al que es (probablemente) el mejor plantel de la liga.
Por momentos jugó mejor y logró anotar dos buenísimos goles en campo ajeno.
Esa es la actitud que todos queremos ver en el Santos. No sabemos qué pueda suceder en un futuro cercano, pero con esa base de jugadores, más la incursión de dos futbolistas de primer nivel, el Santos bien podría ser otro.
Como en los buenos tiempos, como en antaño, cuando era protagonista y contendiente al título.
El partido del domingo fue un partidazo gracias al Santos: a su actitud, a su propuesta, a su empuje, a su empeño, a su esfuerzo, a su buena construcción y entendimiento del juego.
El Santos de Ortiz ya construye futbol. Esa es ya una gran victoria.
El mal equipo que el Santos era hasta hace algunas semanas, ha desaparecido para dar paso a un equipo que empieza a tratar bien el balón y ha encontrado un circuito funcional y que, por lo menos en lo futbolístico, rinde frutos.
Gracias a ello, los resultados positivos están por llegar. Estoy convencido de ello.
Además, tanto la afición como el equipo han encontrado un futbolista que, de continuar mucho tiempo en el equipo, bien podría ser el nuevo ídolo de la región: Bruno Barticciotto.
Un mini Vuoso, un “Killer” que se ha encargado de terminar con la sequía de goles del equipo.
Si el Santos quiere volver a ser protagonista, no debe desprenderse de ese futbolista, por más dinero que le ofrezcan.
El próximo domingo viene el León de James. El Santos debe, y puede, darle a su afición una alegría inmensa.
Ya tienen el futbol necesario para lograrlo.