Me entero (TLS, 15/10/20) de que alguien ha escrito una novela solo con emoticones. Me digo que no hay novedad y me dispongo a un juego.
Estoy a principios del siglo XVI y voy a hacer algo que se llamará “Letras y figuras”. Escribo por ejemplo “Una mano y en ella una muerte y diga: adelante está el remedio”. Abro mi celular del siglo XXI y en la zona de emoticones encuentro lo que necesito: una mano y una calavera. Escribo: “Solo vuestro corazón hay sin fe en el mundo”; encuentro en los emoticones el corazón y el mundo, aunque este último más bien parece decir “planeta Tierra” y en cambio el del XVI era un limpio circulito con una crucecita encima. Pero pase. Escribo: “más menguada mi ventura” y para “menguada” encuentro en efecto una media luna: menguante. Escribo sin embargo “Una figa para quien mal me fiere” y en los emoticones no hay figa, esto es: higa.
En la Arcadia (1598) de Lope de Vega el personaje Celia le regala al personaje Belardo “una higa de cristal guarnecida de oro”. El editor (2012) cita el Tesoro de la lengua castellana (1611) de Covarrubias: “Higa. Es una manera de menosprecio que hacemos cerrando el puño y mostrando el dedo pulgar por entre el dedo índice y el medio”. Añado: es el sexo masculino penetrando el sexo femenino, por éste parecerse al higo. Era, claro, un insulto. En el Infierno de Dante un ladrón réprobo le hace la higa (fica en italiano) con los dos puños al mismísimo Creador mientras le dice: “¡Tómala, Dios, que te la escuadro!” Ahora: cuando el personaje femenino de Lope regala una hermosa higa es porque la higa llevaba también rato de funcionar como amuleto contra el mal de ojo.
Qué decepción: no hay higa en los emoticones de mi celular. Algún experto dirá que sí hay mano cornuta, mano con cuernos, y que sirve igual contra el mal de ojo. No, yo quiero mi higa, mi mano fica, mi mano con higa. Entre su principio y fin, del autor anónimo de “Letras y figuras” al Lope de la Arcadia, en el siglo XVI uno iba a emoticones y había higa.