Sé que muchos de nosotros estamos preocupados por todos los impactos económicos y sociales que genera día con día esta pandemia, que generan un escenario complicado para la reanudación de actividades en nuestros negocios.
En estos momentos estamos viendo la tormenta, pero seguramente, para algunos sectores, empresarios y políticos, también se ve la luz después del COVID19. Y es precisamente ese, el centro de mi atención. Es necesario que todos veamos que México es de los mexicanos, que no se nos olvide, y la única manera de contrarrestar este escenario es trabajar juntos.
Creo que la mayoría buscamos un cambio en la forma en la que se están haciendo las cosas. Hemos visto que el Gobierno Federal tiene una visión que muchos mexicanos, empresarios, profesionistas, políticos, deportistas y trabajadores, no compartimos. Estoy seguro de que no soy el único que difiere.
Es momento de ponernos a trabajar juntos, priorizando por encima de los colores, ideologías, banderas y corrientes de pensamiento, a nuestro país y lo que necesita México para salir adelante. Si lo que queremos es un México próspero, es necesario entablar el diálogo y rediseñar las estrategias actuales.
Países exitosos como Singapur, Portugal, Alemania, Japón, han construido un vínculo profundo como sociedad, participando iniciativa privada, educación, ciencia y gobierno en construir una visión común y trabajar en conjunto. Si no estamos de acuerdo con los resultados, con la realidad de nuestro país, es momento de redefinir la estrategia.
Lograr un país próspero, de oportunidades para todos, de inversión y desarrollo, necesita necesariamente generar riqueza, para con ello, incidir en el bienestar de los mexicanos. La solución que necesita México es trabajar en favor de la movilidad social; es decir, que las personas mejoren su nivel económico, educativo, de bienestar y no pensar que los recursos del gobierno, que generamos los mexicanos, simplemente se regalen o se gasten en programas que no están demostrando una mejora en la calidad de vida.
Estoy consciente de mi comentario, y lo comento porque hoy ya pasó más de un año desde que se instituyó el programa de Jóvenes Construyendo el Futuro, y siendo honestos nos podemos preguntar: ¿Los resultados fueron los esperados?, ¿Cómo se impactó positivamente a las empresas?, ¿Cómo se elevó la competitividad?, ¿Cuántas becas se convirtieron en fuentes de empleo?, ¿Cuántos de estos jóvenes hoy pueden emprender, gracias al oficio aprendido?, ¿Cuántas empresas crecieron exponencialmente con este nuevo talento?
En las empresas es vital medir los resultados de cualquier estrategia que diseñamos para lograr nuestras metas, y si ésta no funciona, es necesario replantear y diseñar nuevas estrategias; pero no cambiamos la visión de lo que queremos conseguir, trabajamos con nuestros colaboradores, con sus ideas y sus talentos, para encontrar nuevos caminos.
Se trata de invertir, apostar y hacer rentables las acciones que ejecutemos, porque los recursos son finitos. Nuestros investigadores, nuestros políticos, profesores, empresarios deben apostar por el conocimiento, conocer las mejores prácticas; para redefinir las estrategias, es necesario información clave, conocimiento, ideas, pero, sobre todo, alineación del equipo en una visión común.