Me sorprendió, de manera personal, las ganancias y aportaciones en conocimiento por parte de mi amigo, Alejandro Gómez Tamez, nuestro presidente ejecutivo de la Cámara de la Industria del Calzado del Estado de Guanajuato (CICEG), resultado de un viaje que realizó la semana pasada a la región del Silicon Valley, mejor conocida como la capital del emprendimiento global y sede de muchas de las compañías que han cambiado literalmente la visión del mundo: Google, Apple, Hewlett Packard, Facebook, Linkedin, entre muchas más.
Me llamó la atención la visión que tienen las nuevas generaciones en relación con los negocios. Nos compartió que los jóvenes, en Silicon Valley, no están pensando en crear empresas generacionales, sino que su sueño es crear una start up, conseguir financiamiento, escalarla a nivel global, lograr consolidar una empresa “unicornio” (una empresa que realiza ventas de más de 1,000 millones de dólares) y venderla a las grandes compañías o salir a cotizar en la bolsa de valores.
Y para ello, Silicon Valley es un ejemplo claramente de un mercado de innovación, en donde existe toda una articulación de fondos de inversión, redes de negocio, colaboración y el escenario propicio para los emprendedores. Un lugar en el que los innovadores logran su visión “dejar una huella en el universo”
Nos compartió que la visión de los inversionistas es apostar por el talento de las personas, su inteligencia, su pasión, sus ideas. No tanto en una propuesta de producto, porque en cierta medida, las iniciativas pueden fracasar, pero seguramente, la persistencia y la constante innovación, hacen que la apuesta (inversión) se vuelve exponencial.
Silicon Valley tiene todo un modelo de fondos de inversión en donde existe capital para invertir en modelos de negocio, productos con una visión global y start ups con una propuesta de valor, y esto es viable, porque una empresa exitosa puede llegar a cotizar en la bolsa o ser “comprada” por una gran compañía y eso hace rentable este ecosistema.
Y esta cultura se fomenta desde la casa de estudios. Nos platicó el caso de la Universidad de California en Berkeley, cuyos kpis no son la matrícula o el número de egresados, sino los más altos estándares de trascendencia para la humanidad, es decir, el número de medallas olímpicas que han logrado, el número de Premios Nobel que han forjado en sus aulas.
¿Cuántas universidades de nuestro país tienen esta visión para su comunidad? Este ADN de Silicon Valley no es de tecnología, no es de software o de avances en ciencia o en negocios, lo que creo, es que el centro de su cultura es el VALOR que las empresas le dan al talento, a la inteligencia, es decir, al valor de las personas y al poder de sus sueños.
El ejemplo que me quedó más claro de ello, y que nos compartió Alejandro, fue su visita a los cuarteles generales de Google. Google tiene una cultura empresarial impresionante. Para ellos el recurso humano es lo más importante. Tienen una competencia tan grande por el talento, que su principal criterio de contratación es que, si eres inteligente, seguramente te contratarán. Su cultura empresarial, centrada en el talento, genera estrategias naturales de retención de personal. Las oficinas son espectaculares, limpias, ordenadas, áreas de trabajo abiertas, etc. Para ellos es más costoso que un colaborador inteligente se vaya a trabajar a la competencia.
Incitan a su personal a vivir su filosofía, a tener mentalidad 10x, es decir, a pensar en cosas imposibles, a no conformarse con algo posible. A fallar y tomar riesgos, no hay recisión de contratos por errores. Motivan a sus colaboradores a compartir el conocimiento, a innovar y a tener licencia de alcanzar sus propios sueños en la compañía. Me sorprendió que les otorgan a sus colaboradores el 20% de su tiempo, para trabajar en sus proyectos personales, en sus propios sueños.
No me sorprende que el 100% de sus decisiones se basen en datos, en información, no en base a opiniones. No me sorprende que su modelo de negocios, con tecnología y talento motivado, esté centrado completamente en el usuario, y en función de él, decidan, aporten y colaboren. Fue inspirador escuchar toda esta gran experiencia.
Y estoy emocionado porque muchos de los temas, desde la tecnología, hasta los modelos de innovación, son caminos que hemos poco a poco explorado, quizá en menor escala en la Cámara de la Industria del Calzado del Estado de Guanajuato (CICEG), pero que hoy tenemos muy presentes en el Plan de Transformación de la Industria.