Estas son las primeras líneas que comparto en este 2020.
Deseo que hayas pasado felices fiestas en compañía de tus seres queridos y que, en la reflexión del cierre de 2019, hayas hecho un recuento de los logros, de las oportunidades y de los errores, de los cuales debemos sacar el máximo provecho, para reiniciar nuestras actividades con toda la energía y el enfoque sobre los factores clave de éxito que debemos implementar para nuestros proyectos.
Quiero compartirte, derivado de muchos años en el mundo de los negocios, que hay mucha razón en los principios de administración o gestión de negocios, como puede ser el ciclo de Deming (planear-hacer verificar-actuar), en el sentido de que, en cualquier proyecto o negocio, tenemos que definir un plan estratégico, alineado a las metas que queremos lograr, poner manos a la obra en la ejecución y revisar constantemente los resultados, los avances, para hacer ajustes en nuestras actividades. Y lo que quiero reforzar, en este reinicio de actividades para tu empresa o negocio, es que gran parte de la clave está en la definición clara de los objetivos que hay que perseguir.
Por ello, quiero sugerir para emprender con fuerza y enfoque este nuevo año, una metodología que surgió a finales de 1950 en Japón y el máximo caso de éxito es Toyota, me refiero al Hoshin Kanri, que se deriva de las palabras Ho, Shin, Kan y Ri que en japonés significan: dirección, aguja, control y razón y lo podríamos interpretar como “marcar la dirección de la organización a través de la razón”, otros significados que algunos estudiosos le han dado son “la brújula de la gestión”, “despliegue de medios para alcanzar los objetivos”, “organización orientada en una sola dirección”, etc.
La parte medular de esta metodología es que detalla de una forma, que a mí me gusta más, el PDCA (Plan, Do, Check, Act – Planear, Hacer, Verificar y Actuar). En particular la planeación, porque la detalla de una manera más específica, partiendo de una definición de nuestra visión a largo plazo, es decir, la necesidad de definir “el éxito que deseamos para nuestra empresa”. Después, la metodología nos lleva a desglosar razonamientos con nuestro equipo sobre preguntas claves: ¿Qué queremos lograr?, ¿Cómo lo lograremos?, ¿Cómo lo vamos a organizar?, ¿Cómo estructuramos el plan de acción?, ¿Podemos implementar el plan?, esto implica considerar el medio ambiente, la infraestructura, los recursos, el desarrollo de estrategias y los proyectos para alcanzar los objetivos y metas que nos trazaremos, que conforman y se traducen en un plan estratégico, más consistente y estructurado. La implementación, es por supuesto la ejecución del plan y la constante medición, revisión de avances, indicadores responderá a la pregunta ¿Estamos haciendo lo que dijimos que íbamos a realizar?, y el tema de ajustes a la estrategia, al plan, a las acciones para reorientarlas al logro de los objetivos, debe responder a una pregunta vital ¿Los cambios están funcionando?
Tenemos un gran reto en este 2020. El escenario económico y político juega un papel fundamental para todos los sectores productivos, genera certidumbre o incertidumbre en decisiones que activan o detienen la actividad productiva, como la inversión en maquinaria, infraestructura, incremento de capacidad, expansión, etc. Ahora más que nunca, debemos estar conscientes de que nuestro negocio forma parte del engranaje de este gran ecosistema, que es México. Podemos mantenernos “estables”, pero no creo que sea nuestra mejor alternativa.
Muchos empresarios se enfrentan día a día con esta pregunta ¿Por qué cambiar si las cosas están funcionando? y parece muy lógico, mantenernos estables, haciendo lo que está funcionando. Pero, en la vida y en los negocios, la única constante es el cambio y la capacidad de adaptarnos a los cambios, a innovar, a “movernos” es un proceso vital para cualquier empresario y es aun mas importante, contagiarlo a nuestro equipo de trabajo.
Estamos iniciando un nuevo año, una nueva oportunidad.