Estamos en la recta final de un año complicado y deseo que el mercado reaccione, para bien, con este próximo “Buen Fin”. Necesitamos en todos los sectores productivos, que la economía se active con la estacionalidad de ventas de fin de año. Espero también, que estés replanteando tus estrategias para que en el año 2020 fortalezcas todas las acciones clave, que te permitan capitalizar las oportunidades de negocio o crearlas.
Nuestra industria, nuestro mercado, es global; ya no estamos compitiendo sólo con marcas nacionales y eso nos obliga a no quedarnos quietos. Ya lo señalaba mi amigo Alejandro Gómez Tamez, nuestro Presidente Ejecutivo de la Cámara de la Industria del Calzado del Estado de Guanajuato (CICEG), “El pez más rápido, se come al más lento”. Es así que el reto, empieza por nosotros mismos.
Esta semana que concluye tuvimos algunos eventos en nuestra ciudad, que nos deben inspirar para modificar ciertos paradigmas, lo que nos ayudará para salir adelante.
En CICEG, estamos motivando a las empresas hacia el conocimiento, hacia la participación de éstas en eventos que detonan oportunidades de negocio. Felicito a los marroquineros y empresarios que participaron en este evento de FIMODA, liderados por el presidente del comité de marroquineros Michelle Salim y a nuestro equipo de Comercio Exterior, de CICEG y COFOCE, liderados por Daniel Sepúlveda y Jacob Torres.
Estas iniciativas no solo generan oportunidades comerciales, sino que inspiran a elevar la calidad, el compromiso y la proyección de la industria mexicana del calzado y la marroquinería.
Hablando precisamente, del Futuro de la Industria del Calzado, mi amigo Alejandro Gómez Tamez, compartió una conferencia a los empresarios del sector, en el Desayuno de Afiliados que organizamos este pasado jueves 7 de noviembre.
Y el tema central fueron las tendencias globales del sector, hacia la digitalización, la sustentabilidad y la necesidad de adquirir conocimiento, como requisito, para mantenernos vigentes en un mundo exponencialmente cambiante.
La gran reflexión, de mi parte, no es solo definir ¿Qué tecnología impulsará mi negocio? O ¿Qué herramientas van a permitirme ser más rápido, más eficiente, más informado para tomar decisiones? O ¿Qué áreas de mi empresa debo empezar a digitalizar o que procesos puedo intervenir?, sino más bien, ¿Cómo me reinvento yo como empresario?, ¿Cómo adopto la cultura del aprendizaje, para mí y para mi equipo de trabajo? Ese, creo, es el verdadero reto.
Un solo hombre no puede pensar y resolver todo en su empresa y tampoco puede realizar todas las funciones. El perfil del empresario actual es que debe estar bien preparado y saber allegarse de un equipo que colabore, que participe con ideas, con propuestas y que ese equipo también este alineado a prepararse constantemente.
Necesitamos talento humano sumamente preparado en toda la tecnología que viene, en todas las nuevas herramientas de la era digital. Necesitamos hambre de aprender, porque el conocimiento existe, está a nuestro alcance, pero hay que saber adoptarlo, evaluarlo y aprender a integrarlo en nuestros procesos.
El mundo es global y el empresario de manera individual no puede jugar a entender todo lo que está pasando y tratar de construir el mejor. Debemos ser los primeros en colaborar; en que la gente que está alrededor de nosotros crezca con nosotros, para que se enamore de la empresa, del proyecto, participe activamente y abone a disminuir la rotación.
Una empresa en donde nuestro talento este convencido de que es ahí donde están produciendo su bienestar y se casen con el proyecto de todos. Solo así fortaleceremos la industria.
Este es el reto de transformación de la industria mexicana del calzado y la marroquinería. Este es el reto de fortalecer la cadena productiva. Este es el reto de colaborar, aprender, explorar y adoptar las mejores prácticas del mundo, para que las autoridades, las instituciones, los empresarios y los colaboradores, elevemos nuestra competitividad, nuestras oportunidades de negocio y generemos bienestar a nuestra comunidad y a nuestro México.