AMLO sabe que la venganza es un arte que requiere 3 condiciones: diferenciar el trigo bueno del malo; aparentar incapacidad de vengarse y dosificar la venganza con sentido racional y estratégico.
Mi mayor venganza, dice AMLO, “es no parecerme a ustedes porque soy trigo bueno, bola de fifís, neoliberales y conservadores: ¡fuchi caca!”
Yo soy, precisa AMLO, “clemente, leal, humano, íntegro, devoto” pero también puedo no serlo y adoptar la cualidad contraria para ser cruel, desleal, inhumano, deshonesto e irreligioso.
En un país podrido por una corrupción histórica como México, AMLO sabe que puede darse un festín para alimentar de manera racional y estratégica los deseos de venganza de sus simpatizantes.
¿Cuántos de los altos empresarios pueden clamar que no tienen cola que les pisen? O, decir qué no incrementaron su fortuna de manera grosera en colusión con el poder político durante los últimos 36 años.
Si ellos tienen alguna duda, AMLO ya los tiene en la mira con una banderita que dice “cooperas o cuello”.
A la mayoría de ellos, los arrinconará sin piedad hasta arrodillarlos, porque los necesita para impulsar el crecimiento económico del país y asegurar la inversión nacional y extranjera.
Con unos pocos, no tendrá misericordia. Los destruirá para atemorizar al resto.
Con los políticos actuará diferente. Su venganza contra panistas y priistas cumplirá 3 funciones: afirmar el principio de moralidad superior autoproclamado por AMLO ante sus seguidores; generar alta rentabilidad electoral y desarticular -hasta destruir- las redes de poder vinculadas con la mafia en el poder.
Por ejemplo: cuando encarcelan a Rosario Robles y capturan a Emilio Lozoya: Peña Nieto tiembla. Cuando aprehenden a Juan Collado: Salinas y Fernández de Cevallos se apanican.
Cuando Genaro García es detenido en EU: Calderón llora. Mientras eso sucede la fanaticada morenista grita eufórica al ver sangre derramada en la plaza pública.
¿Alguien duda todavía de la maestría de AMLO para vengarse de sus enemigos? Lo dicho: la venganza es gansa. Y lo que falta.