Política

Libros de texto: otra época

No hay que hipotecar el futuro.

Hace muchos años Torres Bodet, un gran mexicano que fue director de la Unesco, planificó y protagonizó el programa de los libros de texto y como decía Carlos Fuentes, a quien yo conocí muy bien, era la única biblioteca que tenía la familia mexicana y además estaba coincidente con la época.

Pero las cosas han cambiado mucho y ahora ya no existen libros retóricos, sino aquellos que están sumergidos en las nuevas fuentes de conocimiento, de tecnología, de inteligencia artificial; en fin, de todo lo que es el progreso de la comunicación. Y no es justo, de ninguna manera, hipotecar el futuro de nuestros hijos con libros que ya no están en el futuro ni en el presente de la realidad del avance del conocimiento.

Yo coincido con algunos que señalan que hay que imprimirle a los libros un sello humanista, lo cual siempre tuvieron, y que hay que generar dentro de los programas el factor social, que también siempre han tenido en el proceso histórico, potenciando la enseñanza, ofreciendo paridad de oportunidades y buscando siempre generar un ambiente más social y sobre todo de mayor preocupación por la equidad, que viene desde la justicia social, producto de la postrevolución.

Todo lo anterior fue benéfico en esa época de Torres Bodet y funcionó en términos del conocimiento de lo que se llamó la modernidad. Pero actualmente los nuevos libros que ha hecho un tal Marx Arriaga, con asesoría venezolana, representan un contrasentido.

Lo anterior porque en ellos se habla puramente del fenómeno comunitario, como en Cuba, donde tienen retraso tecnológico debido al aislamiento de su economía y de su ciencia y tecnología, que ahora es la base fundamental tanto en los países orientales, como en todo el mundo, del conocer para progresar y así generar un beneficio social. Porque si progresan unos, también progresan otros, si se está de acuerdo con el conocimiento como factor del desarrollo, tal y como lo han demostrado Corea del Sur, China, Estados Unidos, Finlandia, etcétera.

Este proyecto de los libros de texto, según expertos que yo he consultado, está hecho para otra época y otros objetivos, y no toman en cuenta los nuevos factores de la ciencia, de la tecnología, de la comunicación y tampoco de las matemáticas, como factor fundamental de la educación.

No es lo mismo la época de la reforma de Valentín Gómez Farías, Justo Sierra, José Vasconcelos, cuando no se tenía ninguna fuente de comunicación híbrida, bibliotecaria, que tener en la actualidad 70 millones de teléfonos celulares y computadoras, donde la biblioteca de la familia mexicana está en un teléfono, en una computadora y no es necesario que sea retórica.

Y claro que debe conjugarse con el fenómeno comunitario y social, pero no en la forma tan absurda, ideológica, obsoleta, como se está tratando de hacer en los libros que ni siquiera fueron consultados con expertos, como marca la ley y que están hipotecando el futuro de nuestros hijos, sobre todo de aquellos que tienen carencias financieras; o sea, estamos empobreciendo la pobreza.

Yo no dudo de que todo mundo tiene buena fe, pero lo que impera es la ignorancia y la adecuación histórica, así como el aislamiento a la realidad mundial y al proceso científico y tecnológico de la época.

Descartes: Pienso, luego existo… Ha habido muchos errores, aparentemente con buena fe. Pero, por favor, hay que respetar a los niños porque ellos no tienen la culpa de los cambios de ideario, ni de la obsolescencia de aquellos que deciden con base en el fenómeno del poder y no al poder del saber.


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Luis Eugenio Todd
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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