“Somos arrojados al mundo”, decía refiriéndose a los seres humanos el filósofo alemán Martin Heidegger, para luego mediante un montón de disertaciones, explicar la forma como nos adaptamos a un mundo que no elegimos, y en el que heredamos los usos y costumbres necesarios para poder vivirlo física y mentalmente medianamente sanos.
Tal vez sea temeraria y esté equivocado en mi interpretación del controvertido (por haber sido nazi) pensador sajón, pero eso no importa, pues como en filosofía no hay verdades sino solo interrogantes, yo me quedo sólo con la frase que preludia estas líneas, por resultarme útil para pergeñar aquí éstas aventuradas ideas.
Y es que ciertamente todos llegamos a este mundo sin un manual para vivirlo, es entonces que poco a poco vamos asimilando las normas morales, religiosas y legales que nos permiten convivir con otros seres vivos para así lograr sobrevivir y desarrollarnos.
Dice un viejo refrán qué: “Si los hombres fueran ángeles, no habría necesidad de leyes”, sabia sentencia que implícitamente señala lo defectuoso de la esencia humana, que de no ser acotada, con facilidad se degrada a las más despreciables conductas, donde la codicia, la avaricia, la envidia y la soberbia, cohabitan en el corazón humano, lo que con frecuencia trae aparejadas otras miserias humanas como el cinismo y la perversidad, que le permiten justificar sus razones y conducta a quien padece de estos vicios.
Cuando esto sucede, es usual ver que dicho comportamiento se repite y como un virus se esparce rápidamente entre otros miembros del grupo social, sobre todo cuando el sujeto foco de infección detenta algún puesto de poder en cualquiera de sus formas.
Esta condición de patología social con sus excesos, suele ser incomprensible para quienes no la padecen, e incluso para algunos puede parecerles increíble ser testigos presenciales de lo mas ruin de la naturaleza humana.
Pero en realidad todo esto no es raro, ni es la primera vez que sucede en la historia del ser humano.
Es simplemente; que somos arrojados al mundo sin un manual para vivirlo.