Desde estas primeras líneas, pido una disculpa a todos quienes pudieran sentirse ofendidos por el tono irónico y caustico de las mismas, esperando que ante el severo juicio que de ellas se haga, sirva de atenuante el reconocer que yo mismo me incluyo en lo que aquí señalo y critico.
Dicho lo anterior, sí ¡Feliz día del niño!, nos deseo a todos los mexicanos que en términos políticos hemos sido y seguimos siendo eternos menores de edad, aunque hayamos rebasado ya las 18 vueltas al astro rey.
Y es que las ya cercanas elecciones en nuestro país, México, el único país que realmente tenemos (quien lo dude que intente adoptar una nacionalidad extranjera), determinarán si nuestro futuro económico, político y social, estará en los deseos o caprichos de un solo hombre, o en la figura de tres poderes distintos, autónomos e independientes, que se equilibran y controlan entre si y garantizan la vida democrática de la República.
Pero… ¿cómo si somos niños y la infancia se caracteriza justo por entender el poder como una fuerza autoritaria centrada en un solo individuo, podemos entender un concepto tan abstracto como el de “equilibrio de poderes”?
¿Cómo si somos niños y la incapacidad de interlocución conciliatoria es justo un carencia de la infancia, podemos entender que el dialogo inteligente e informado (parlamentarismo), es la manera como se resuelven las diferencias ideológicas, en un ganar-ganar para todos?
¿Cómo si somos niños y las decisiones infantiles son mayormente emocionales, podemos entender que la democracia no consiste solo en votar sin conocer los alcances del porqué y para qué se vota?
¿Cómo si somos niños podemos conocer y comprender las funciones de diputados y senadores; la Constitución y su supremacía jurídica; la estructura política federal, estatal y municipal; el concepto de ciudadanía y los derechos y obligaciones que por ella adquirimos; el papel que jugamos en nuestra comunidad o el sentido de la política como búsqueda del bien común?
Por esa ignorancia e indiferencia infantil tenemos lo que tenemos y por eso nos deseo: ¡feliz día del niño!
