Aunque seguramente les resulte muy difícil de entender a las nuevas clases políticas, (sobre todo a los millennians y a los nativos digitales centennials y zillennials), rebasar el tostón de años (traducción para los citados: >50) incluye tener una visión histórico-política que ayuda a explicar, entender y por qué no decirlo, soportar muchas de las desgracias políticas que hoy padecemos los mexicanos.
Y es desde esa óptica que nacen estas líneas, ante el desbarajuste que muy pocos entienden de la alquimia aritmético-política de las recientes elecciones, que llevan al poder a muchos de los peores y “hacen de la democracia la cortesana” (traducción: mujer que en el siglo XVIII se vendía a los poderosos) con resultados tan absurdos como el de que un pequeño partido acomodaticio sin ideales ni principios, termine empoderado por subastar su escaño al mejor postor en la cámara baja, que resulta cada día más baja.
Hace algunos años, por allá en los 70’s medios en plena hegemonía del PRI y en ocasión de compartir la mesa con un ex mandatario priista ya alejado de la esfera de poder, en uno de esos eventos sociales en los que el destino nos coloca junto que a personajes que de otro modo no habríamos tratado nunca, consciente de que mi único pasaporte era la imprudencia de mi entonces juventud (hoy sigo imprudente y sin juventud), a bocajarro le pregunté:
“Licenciado, (que tal era su título), ¿existe la democracia en México?”.
Con la sagacidad y experiencia de sus muchos años de sortear las arenas movedizas de preguntas comprometedoras, y tal vez por un destello de franqueza inspirado en la atmosfera familiar del evento y aderezado por el tequila que nuestro anfitrión pródigamente nos brindaba, contestó:
“Pues podríamos decir que existe una democracia prefabricada”.
Una idea simple y llana, que daba solución a una compleja realidad de un México diverso y plural, pero sobre todo ignorante.
Hoy México sigue siendo diverso y plural y nos guste o no, políticamente ignorante, aunque dicho sea de paso y con el permiso de la H. RAE: “politiqueríticamente” abundante.
