En los nueve artículos anteriores me he ocupado de los medios alternos de solución de conflictos y mostrado que la mediación, negociación, conciliación y arbitraje son de enorme utilidad en la convivencia cotidiana desde tiempos inmemoriales, y que es hasta recientemente que su conocimiento se ha procesado y potenciado, incluso en conflictos internacionales. En efecto, desde la antigüedad Sun Tzu en El Arte de la Guerra propone estos medios; pero es desde la Convención de La Haya para la Solución Pacífica de Controversias Internacionales de 1899, que se han consolidado como vías para recuperar la paz entre países.
Después de las dos guerras mundiales resurgió el interés por estudiar la resolución negociada, ante la derrota de alguna de las partes y el triunfo de la otra; aunque en esos casos debiera ser suficiente apelar al derecho, la historia demuestra que es necesario recurrir a los medios alternos de solución de conflictos y a la justicia restaurativa en los procesos de paz.
En la Segunda Guerra se agotaron las instancias de negociación entre las potencias del Eje y los Aliados, por lo que finalmente fueron los tratados de París los que pusieron fin a ese gran conflicto. Desde entonces, la Organización de Naciones Unidas ha atendido durante décadas a los países en conflicto, de manera que no escale hasta convertirse en una conflagración que ponga en peligro la seguridad internacional.
En febrero de 2022 la invasión de Rusia a Ucrania mostró en toda su plenitud la necesidad de recurrir a estos métodos para detener la violencia, el número de víctimas y la tensión mundial que significó una crisis económica. Era urgente la negociación mediante la intervención de mediadores en el conflicto; líderes internacionales invitaron a la conciliación mientras que representantes ucranianos intentaban iniciar rondas de conversaciones con sus contrapartes invasoras.
Después de varios días de enfrentamientos, representantes de Rusia y Ucrania lograron negociar la creación de corredores humanitarios para la evacuación de civiles y entrega de medicamentos. Ucrania exigió negociar el cese al fuego, mientras ofrecían sus oficios de mediación además de la ONU, Bielorrusia, China, Turkía e Israel. Rusia condicionó sentarse a la mesa de negociación a la renuncia del gobierno de Ucrania y su completo desarme. El país invasor demandó el reconocimiento de Crimea como parte del territorio ruso, la obligatoriedad del idioma de Tolstoi y Dostoyevski y el desistimiento de una eventual pertenencia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Los rusos ofrecían la garantía de no atacar si el país invadido admitía estos puntos, a todas luces condiciones inaceptables para Ucrania si no quería convertirse en un país altamente vulnerable e indefenso en el futuro. Vladimir Putin redobló la ofensiva y consideró que no eran necesarios los mediadores, a menos que enviara a la mesa a alguno de sus incondicionales. La posición rusa fue de ventaja, ganador-perdedor, sin hacer concesiones por ahora, no obstante que Ucrania ha resistido los embates, conseguido una enorme solidaridad internacional y apoyo bélico entre varias naciones, con el riesgo de configurarse un conflicto de mayor alcance.
La paz es urgente y la negociación es la vía para restablecerla. Siempre puede recurrirse a los medios alternos de solución de conflictos, sobre todo si se trata de preservarla y salvar vidas, para ello se requiere de la intermediación de importantes organismos internacionales, de gobiernos y de profesionales de la mediación.
Este conjunto de artículos, o esta entrega de última hora, puede constituir un sencillo homenaje a uno de los grandes negociadores de controversias entre países, al finlandés Martty Ahtisaari, Premio Nobel de la Paz en 2008, que durante más de tres décadas mostró el valor que tienen la mediación y la negociación, lo mismo en Indonesia, Sudáfrica, Kosovo, Irak, Rusia, Serbia, Irlanda y otros países, donde logró la confianza de las partes y probó que todos los conflictos son difíciles, pero que cada uno tiene su propia solución.
Con este décimo artículo se cierra la serie sobre mediación y justicia restaurativa, que muy amablemente Notivox y sus directivos Miguel Ángel Vargas y Eduardo González permitieron publicar con carácter de columna invitada durante 10 jueves consecutivos. Ha sido muy honroso participar en este importante medio de comunicación del estado y del espacio nacional.
Reconozco al Instituto de Formación Profesional e Investigaciones Jurídicas del Poder Judicial del Estado de Hidalgo, la oportunidad de cursar la maestría en Medios Alternos de Solución de Conflictos donde inicié la elaboración del libro Mediación y Justicia Restaurativa, en prensa bajo el sello editorial Miguel Ángel Porrúa. Mi gratitud a los maestros Rafael y Juan Manuel Lobo, Isabel Sepúlveda y Kay Pranis, que con sus conocimientos fortalecieron mi interés por estudiar estos apasionantes temas.
Por supuesto, mi agradecimiento a los lectores que se interesaron en estos artículos, y por la cantidad de mensajes amables que recibí. Segura estoy que la impartición de justicia se fortalece al documentarla con alternativas y que con ello será más expedita y humanitaria.
Lourdes Vera Ruiz*
*Del libro de la autora Mediación y Justicia Restaurativa, en prensa, bajo la firma editorial Miguel Ángel Porrúa.[email protected]