El 2 de abril se conmemora una fecha pone el foco de atención en el autismo; paradójicamente es una fecha que de manera reiterada a lo largo de los años ha remarcado narrativas que patologizan y deshumanizan a las personas autistas. Es el ejemplo perfecto de cómo el abordaje que se le brinda a un tema es de suma relevancia para posicionarlo desde la dignificación o, por el contrario, para reafirmar la falta de ella.
En 2007 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el Día Mundial de la Concientización sobre el Autismo; para entonces las investigaciones sobre el cerebro autista eran aún más limitadas que ahora y el paradigma de la neurodiversidad era menos conocido, dando una visión aún del autismo como un trastorno. Hoy en día, gracias al reconocimiento de la neurodiversidad, a la perspectiva de derechos humanos y al impulso de activistas autistas, el 2 de abril se conmemora como el Día por la Aceptación del Autismo.
Desde el activismo autista, cada vez más voces reivindican que el autismo debe ser reconocido en primera persona, es decir, desde la experiencia y la voz de quienes son autistas. Esta postura no es solo una cuestión de representación, sino un acto fundamental de reconocimiento de derechos.
En este sentido, la activista Bárbara Herrán desde su fanpage de Facebook Autista Construyendo ha convocado una campaña que invita a abordar el autismo desde una perspectiva de derechos humanos, poniendo en el centro la falta de garantías y el acceso limitado que las personas autistas tienen a derechos básicos como la salud, la educación, el empleo y la accesibilidad en múltiples ámbitos de la vida cotidiana.
Esta fecha enfatiza la necesidad de un cambio de paradigma: dejar atrás la visión capacitista que reduce el autismo a una enfermedad o una tragedia y avanzar hacia el paradigma de la neurodiversidad, que tiene cada vez más sustento en la ciencia y en las experiencias vividas de las personas autistas.