Política

Un domingo desde el Zócalo

Era imposible que no se llenara el Zócalo siendo ésta la segunda gran convocatoria bajo el lema de defender al INE. Hubo quien caminó desde la Glorieta de la Diana o mismo que quienes buscaban llegar al mitin por las calles de Madero, Cinco de Mayo y Venustiano Carranza con flujo constante. Algunos, prevenidos, llegaron temprano y aprovecharon para abarrotar los restaurantes del Centro histórico que se llenó de gente vestida de rosita claro, color del que ya ni los más viejos, educados todavía en la cultura del “rosa es color de mujeres”, reniegan a portar.

Observando a los marchistas, era visible que la mayoría iba decidida a manifestar su molestia, otros su furia contra el gobierno actual y sobre todo su titular, López Obrador. Así que ni siquiera hubiera sido necesaria tanta insistencia desde los medios de comunicación que días antes hicieron suya la misión de convocar a la concentración política. Con los puros mensajes de Facebook y grupos de whatsapp seguramente hubiera sido suficiente para movilizar a este sector de la población.

Es por esto por lo que llama la atención que algunos de los principales convocantes hayan optado por llamar a la manifestación a base de mentiras, en lugar de asumir abiertamente y sin rodeos, que la marcha no era para defender a una institución, que la inmensa mayoría no sabe qué hace más allá del día de las elecciones y que entrega credenciales.

Lo que se dijo fueron mentiras francamente innecesarias, como la de que “el INE no se toca”, como si quienes marchaban no se hubieran enterado de que la reforma electoral se votó hace meses pero que no fue aprobada en el Senado, por lo que la mayoría parlamentaria aprobó hacer algunos ajustes administrativos al INE, lo mismo que introducir procedimientos de inclusión ciudadana en las elecciones que dicha institución simplemente debe acatar.

Por ejemplo, ampliar la posibilidad de que los mexicanos residentes en el extranjero puedan votar no solo con su credencial del INE, sino con la matrícula consular o el pasaporte, documentos oficiales emitidos por una autoridad mexicana, que cuentan con candados incluso biométricos y que, en el caso de los migrantes, es muy común tenerla a diferencia de la credencial para votar, lo cual los ha excluido históricamente de las elecciones.

La idea es darle opciones a ese grupo específico de ciudadanos, lo que no implica que no podrán seguir sacando su credencial del INE al mismo tiempo que deberán inscribirse en el padrón y, por tanto, que para votar tendrán que estar acreditados por la autoridad electoral. No decirlo es usar facciosamente la información e insisto, ni se necesitaba mentir para que la gente marchara.

Separando las mentiras, lo indudable es reconocer la fuerza de una convocatoria opositora legitima. Queda como conclusión lo que es sin duda el gran logro de la pedagogía política que hemos vivido los últimos años cada mañana, que finalmente se ha visibilizado a un actor político que estaba desdibujado en nuestro horizonte y que tiene una enorme responsabilidad sobre la situación que vive el país, el Poder Judicial y en especial la Suprema Corte de Justicia.

Tal vez por eso, desde el pódium de la marcha rosa, tanto los oradores designados, como el coro de la masa gritó más de una vez “¡Yo confío en la Corte!”, lo mismo que la insistencia desde el templete sobre su neutralidad para decidir: “sin presiones y apegados estrictamente a la Constitución”.

Así pues, el mayor logro de la marcha es que puso una lupa enorme sobre los miembros de Corte, sus trayectorias, sus jurisprudencias y sus decisiones controversiales. Abrió una puerta que estaba semicerrada y, quién lo diría, la abrió para todos, incluidos los que no marchamos. 

Leticia Calderón Chelius* 

*Doctora en Ciencias Sociales por FLACSO-México. Profesora e investigadora del instituto Mora y estudiosa de los derechos políticos en escenarios de migración internacional. 


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Leticia Calderón Chelius
  • Leticia Calderón Chelius
  • Doctora en Ciencias Sociales por FLACSO-México. Profesora e investigadora del instituto Mora y estudiosa de los derechos políticos en escenarios de migración internacional.
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