¿Cómo romper con la sed del poder? Sea la voz, la palabra, el conocimiento, la belleza, la fuerza económica o política, hay un motor que cubre pensamientos, desata furias, despierta la tentación, desequilibra emociones, envuelve telones y relieves de la condición humana. Ese humos es un sustrato, hervidero social para crear personajes de crónicas, teatro, cuentos, novelas, que la realidad, a veces supera a la ficción.
El arte con minúscula, porque Gombrich nos hace reflexionar que no existe un arte con mayúscula, es más sencillo. Expresar la apreciación de una pieza musical, un cuadro una obra de teatro, sin posturas snobs, despojarnos de prejuicios es difícil y necesario.
Mirar, contemplar, ver los detalles, gozar de los trazos, del color, con ojos limpios nos llenarán más y será más profundo y verdadero el acercamiento con las bellas artes. Apliquemos esta misma fórmula a una novela: Casi el Paraíso, de Luis Spota. La compré en una librería de viejo, había una montaña de novelas del mismo autor, y algunas decían que tenía 100 mil ejemplares vendidos.
¿Por qué entonces no es reconocido literariamente? Los prejuicios, las mafias, los bandos, ¿le es conocido el ambiente? Hay que separarse de esa paja, para entrar a leer con un placer irremediable, reír, divertirse, asombrarse y dejarse seducir.
Luis Spota inició en el periodismo, conocía los círculos de poder, mediático, económico, social, boxístico. Escribía con una realidad urbana: los perdedores, las sexoservidoras, el pepenador, los torerillos, los trotacalles, el submundo, lo que está debajo de iceberg lo tenía en su narrativa, también conocía el lado opuesto, los lugares de moda de la alta sociedad, sus bebidas predilectas, el origen de sus fortunas, los nuevos ricos, las firmas importantes, las infidelidades, un universo no muy lejano al de hoy.
La novela es una sátira que retrata la época de los años 50 en la ciudad de México, engaño, ambición, poder, eslabones indisolubles. El autor afirmó que esta novela pinta con fiel y exacta crueldad el rastacuerismo de la llamada alta sociedad mexicana.
Con estas afirmaciones ¿Cuántas enemistades encontraría? La frase: México es casi el paraíso, es demoledora por quién la dice. Lea y comparta sus encuentros de ayer y hoy. Carpe diem.