¿Importa el motivo? Puedes mirar los naranjos en los árboles, acercarte, estirar el brazo, tocar la piel rugosa, comerlo a gajos o disfrutar de su jugo, su color a tarde soleada.
Siglos de gozo con su frescura. José Gorostiza pide una naranja para su consolación, Carlos Fuentes, en un relato del Naranjo enfrenta a los hijos del conquistador, el legítimo y el mestizo ambos de nombre Martín se hieren y se alientan, como niños que pelean y se abrazan.
Al final del texto caen en tierras americanas unas semillas del naranjo que son un símbolo de travesías culturales. En la redondez naranja esta el tiempo, el regreso, la llegada, un principio y el fin.
En los jardines de las Tullerías hay un edificio que fue construido para resguardar durante el invierno los naranjos que adornaban el palacio, un invernadero para regular la luz, el calor y el viento. Hoy es el museo que exhibe los Nenúfares de Claude Monet.
Para el gran maestro del impresionismo el motivo de su obra, carece de relevancia, lo importante es lo que existe entre ese motivo y él, insiste el móvil es algo secundario, lo relevante vive entre esa frontera, en la ranura que provoca la visión, lo efímero, el aire, lo fugaz… Sensaciones de la contemplación.
El artista sabía que no era bueno para una vida de trabajo cotidiano, su jardín y su pintura le eran suficientes. Caminar en cualquier espacio verde da una sensación de paz y armonía que la naturaleza nos regala, Monet traslada a unos paneles impresiones meditativas, los reflejos que produce el estanque, la vegetación que suave, casi discreta aparece, nos traslada al sitio.
En un espacio circular en el museo Orangerine se exponen 8 de sus famosos nenúfares. No tuvieron tanta relevancia al principio, porque las vanguardias le restaron atención. Fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial que se volvió a mirar la obra de Monet llamando al museo “la Capilla Sixtina del impresionismo”.
Regreso a mi caminar por los puentes, donde la algarabía es continua, espero que la noche llegue, a lo lejos escucho: El chachalaco street no es una rumba, el chachalaco street zona caliente… imagino la música y las risas de las amigas en otro puente de los recuerdos sobre la ribera de Tampico Alto, y el corazón se expande.
Carpe diem.