¿Le gustaría, amigo lector, poder comprar el anillo de compromiso para su futura esposa a una cuarta parte del precio tradicional? ¿O quizá prefiera utilizar el mismo presupuesto que tenía asignado, pero comprarle un diamante de un tamaño y una calidad que la dejarán con la boca abierta?
Gracias a los diamantes hechos en laboratorio, estas opciones son una realidad. Los diamantes sintéticos son cada vez más baratos y populares. Los avances tecnológicos han hecho que se vuelvan prácticamente indistinguibles a los naturales. Sus propiedades químicas y apariencia física son idénticas.
El precio de los diamantes sintéticos ha estado bajando de manera acelerada. Hoy valen menos de una tercera parte que hace cinco años. En este mismo periodo, la diferencia de precio con los naturales se ha acrecentado. De un descuento de 20% hace cinco años, hoy es posible adquirir una piedra sintética de las mismas características que una natural por casi 75% menos.
Y el precio no es el único atractivo de los diamantes de laboratorio. A muchas personas, en particular a los jóvenes, les atrae que este tipo de diamantes no cuenten con las connotaciones negativas que tradicionalmente acompañan a los naturales, tales como las condiciones de trabajo en las minas donde se extraen y sus efectos en el medio ambiente. Para este perfil de clientes, el ángulo sustentable de los diamantes sintéticos es muy atractivo.
Los beneficios económicos, éticos y ecológicos de los sintéticos están provocando que le quiten cuota de mercado a los naturales. En EU, por ejemplo, el año pasado representaron cerca de uno de cada cinco anillos de compromiso vendidos, casi el doble que el año anterior.
Por supuesto que la industria de los diamantes naturales está alarmada. Enfrenta una crisis existencial. La manera en que se está defendiendo es resaltando el prestigio, la autenticidad y la limitada oferta de su producto. Se requieren millones de años para que la naturaleza forje un diamante y solo unos días para que lo produzca un laboratorio. Para los tradicionalistas, los diamantes sintéticos son una especie de Frankenstein.
Habrá gente que encuentre estos argumentos suficientemente persuasivos para seguir comprando diamantes naturales. Puedo pensar en muchas mujeres que perciban los sintéticos como “falsos” y que tomen como una ofensa recibir uno de laboratorio en lugar de uno tradicional. Habrá quienes lo comparen con recibir una bolsa pirata en lugar de una de la marca original. Sin embargo, las ventajas de los diamantes sintéticos son tan grandes que veo difícil frenar su creciente popularidad.
Al final, lo que está ocurriendo es una democratización del acceso a diamantes que hasta hace poco solo estaban disponibles para billonarios y estrellas de Hollywood. Conforme sigan bajando sus precios y mejorando su calidad, en unos años mujeres promedio podrán ponerse las mismas joyas que ven en la alfombra roja de los Oscar.