Los partidos de oposición y los grupos de presión, incluso las ambiciones políticas internas, refuerzan sus ataques apoyados por el poder económico que intenta a todo vapor inhabilitar políticamente a la 4T. En este caso a los hijos de Andrés Manuel López Obrador, y se ve que les tienen miedo.
Para ello han presentado sendas denuncias, incluso una ampliada por el Partido Acción Nacional, ante la Fiscalía General de la República contra los hijos del ex presidente, por presuntos delitos relacionados con el huachicol -contrabando de hidrocarburos-, encubrimiento, delincuencia organizada, operaciones con recursos de procedencia ilícita, tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito. El PAN califica esta presunta red delincuencial como “el Cártel de Palenque”.
La escalada es pareja para todos aquellos que representan un riesgo en las próximas elecciones o en la aprobación de leyes; así, el PRI interpuso una denuncia ante instancias norteamericanas como la DEA y el FBI en contra de Adán Augusto López Hernández, supuestamente por formar parte del presunto “Cártel de Macuspana”.
O sea, hay dos cárteles nuevos. En realidad todas estas demandas falsas sólo sirven para desprestigiar, como reza el dicho popular: la calumnia es como el carbón, cuando no quema, tizna. Ante esta perspectiva intentan lo que sea, pero esto también es resultado de que a nivel federal los delitos de difamación, calumnias e injurias fueron despenalizados desde 2007, por lo que el código penal federal ya no establece prisión por esto, sin embargo algunos estados como Nuevo León, Yucatán, Querétaro y Sonora mantienen sanciones penales, por ello se deberían promover una iniciativa de ley para reintroducir sanciones penales por calumnias y difamación porque atentan contra la fama pública, el honor y el buen nombre de los afectados.
Como está actualmente la ley, permite que cualquiera pueda ser difamado y calumniado y de plano es una invitación a hacerlo, con toda impunidad. Además este tipo de denuncias deben ser contestadas, porque si no, como dice el otro dicho: el que calla otorga.