Esta semana que transcurrió, mucho “fervor patrio” en las redes sociales, ¿no? Mucho “amor a México”. Mucha devoción. Mucha bandera. Mucho himno. Muchos cantos y bailes. Muchas tradiciones. Mucho tequila. Mucha pirotecnia. Muchas trenzas, sombreros y sarapes. Muy lindos todos. Tan tricolor la raza entera. Tan solidaria y generosa. Muy orgullosos todos de ser bien mexicanotes. Qué padre, pero… ¿de qué tipo de mexicano estamos orgullos de ser?
—¿Del mexicano corrupto que ofrece dinero al policía? ¿Del que da lana a un funcionario para agilizar trámites? ¿Del que incluso hoy espeta que el que no transa no avanza?
—¿Del que es fan de Denegri y todavía hoy filosofa que la moral es un árbol? ¿Del que cree que conflicto de intereses y fees son asunto de óptica? ¿Del que hace contabilidad “creativa” para evadir impuestos? ¿Del ojete que engaña a su cliente? ¿Del que hace triquiñuelas para no verificar su coche?
—¿Del prepotente que vitupera y ofende a todos? ¿Del vulgar que ostenta su riqueza de forma insultante ante los que menos tienen?
—¿Del que acude gozoso a saquear trenes? ¿Del que festeja que su hijo robó exámenes y aplaude a la CNTE? ¿Del que compra pirata y vende chafa? ¿Del pueblo bueno que huachicolea diariamente? ¿Del que festina el bullying escolar? ¿Del que agrede en turba a soldados, marinos, guardias y policías?
—¿Del que intimida con sus influencias? ¿Del lépero que humilla a sus empleados?
—¿Del racista que se expresa despectivamente de indígenas y morenos?
—¿Del macho que sigue pensando (es un decir) que tiene derecho a hablarle lascivamente a cualquier mujer en todo momento, en la calle, la escuela o el trabajo? ¿Del patán que acosa a las mujeres porque es un mequetrefe incapaz de entablar una relación romántica entre iguales? ¿Del misógino que, sin tener conciencia de la sandez histórica que vomita, llama feminazis a las mujeres furiosas y hartas que protestan por la violencia que padecen?
—¿Del homofóbico que no asimila que cada quien puede hacer lo que le plazca con su sexualidad y su amor?
—¿Del valemadrista que tira basura por todos lados, que contamina lo mismo calles que bosques, selvas y mares? ¿Del que pone la música (es un decir) a todo volumen en espacios públicos como la playa sin considerar si a los demás les perturba su ruido? ¿Del que alimenta a sus hijos con porquerías hasta hacerlos obesos?
—¿Del que en su barrio sabe quiénes son secuestradores y se beneficia de sus recursos mal habidos? ¿Del que en su familia sabe quién es extorsionador y usufructúa lo que roba?
—¿Del sicario que tortura, asesina, despedaza y quema sin el menor remordimiento? ¿Del capo que ordena a sus mercenarios hacer lo anterior y luego va a recoger dinero de extorsiones y secuestros y lleva a sus hijos a un restaurante y al cine de lujo como si nada?
—¿Del mexicano que desde la política, la abogacía, la procuración y la impartición de justicia protege a curas pederastas?
—¿Del mexicano que maltrata animales?
Cuando extingamos todas estas actitudes tóxicas y nacas podremos estar orgullosos de México como nación. Mientras tanto, festejemos y gocemos en abstracto al país, pero no a una sociedad bastante enferma y malita, infectada de hipócritas, cínicos y monstruos.
Sugiero…
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@jpbecerraacosta
