Pues sí que hay mucho por comentar. Quienes hacemos periodismo nos vemos envueltos en una serie de sucesos que no logramos entender ni cubrir en su justa dimensión, ni con el dominio técnico y profesional requeridos.
Además, visto el abordaje de los temas y la obvia diversidad de las fuentes informativas, sea en la capital del país, en La Laguna, en Coahuila, en Torreón, sinceramente, al menos yo, me siento rebasado.
Sí, hay una experiencia acumulada de muchos años, y un olfato y oficio; pero, en los últimos tiempos, y en particular en asuntos de justicia y su procuración, su laberíntico marco jurídico, el desempeño de sus autoridades, el entorno, la fuerza bruta de los grupos criminales, de los narcotraficantes y sus cárteles, el aparato institucional, la normalización de los delitos de bajo y alto impacto, la violencia desmedida, la monumental corrupción e impunidad, las chapuzas y acciones legaloides, los trinquetes, y lo sesgado del trabajo de reporteros y reporteras cuyos estilos los lleva a juzgar y sentenciar desde la difamación, la calumnia y la tergiversación, como ser omisos y guardar silencio en numerosos ejemplos, nos desnudan y nos hacen cómplices de todo ese mundo descarnado, inhumano.
Creo que la decisión del Gabinete de Seguridad (federal) de enviar a Estados Unidos a 29 personajes generadores de violencia, del narcotráfico y los peores crímenes, fue una jugada maestra, según leo a colegas especialistas en seguridad.
La información, datos y contexto sobre este acontecimiento provocó, claro, un efecto político que alcanzará, presumo, a darle certeza al país en su camino hacia la pacificación que, principalmente, venían provocando hace tiempo los cárteles y organizaciones criminales, y más cuando Felipe Calderón inició la guerra contra ellos sin pensar en más nada que dar la nota de ocho al otro día.
Obvio, una oposición partidista reduce a la nada y recurre a descalificar esa acción de autoridad.
Oposición que se ahoga solita, que no se repone de la estrepitosa derrota en que cayó noqueada el 2 de junio de 2024. Al parecer seguirán dando tumbos.
Subrayo la necesidad de que haya, en consonancia con lo expuesto y con la necia realidad, otro ejercicio periodístico, otro periodismo, renovado, comprometido con el país.
Porque, el menos en la rueda de prensa de hoy viernes (ayer) en la que los titulares de la Defensa (Ricardo Trevilla), Marina (Raymundo Pedro Morales), Fiscalía General de la República (Alejandro Gertz Manero, y Seguridad (Omar García Harfuc), hablaron ante las y los reporteros de la fuente, y otros, dejaron en claro dos cosas. Una, que los cuatro son “chuchas cuereras” y dominan y hablan con profundo conocimiento el tema.
Y dos, que las y los representantes de la prensa que formularon preguntas, las plantearon más para ver qué sacaban en el morbo del acontecimiento, que basadas en el manejo de leyes, artículos, reglamentos, acuerdos y convenios internacionales y la relación con Estados Unidos en esta trama.
Tanto García Harfuch, como Gertz Manero, sabedores del periodismo y del estilo hoy de las y los periodistas, les impartieron, sin querer –opino- una cátedra con sus réplicas.
Aprecié el nivel en el que andan, la elegancia, pertinencia, sobriedad y contundencia de sus palabras.
El periodista, irremediablemente, tiene que ser capaz de provocar que sus fuentes digan lo que la gente necesita para estar bien informada.
La falta de técnica, de pericia cuando preguntamos, hace que las respuestas resulten planas.
Por lo tanto, hay que reencauzar la forma, conocer, saber criticar, tener temple para develar lo que lastima y corroe al país y daña a terceros.
El periodismo, decía uno de mis maestros, debe ser un arte, un recurso útil, justo y bello para descifrar el lenguaje político y lograr una información de utilidad, justa y bella en la forma.
Deseo que las entrevistas, sean en ruedas de prensa, en el café, en la cantina, en la banqueta, de semblanza u opinión…sean cada vez mejores.
Y, aún bajo presión, que este género del periodismo se convierta en una vía de concientización, inteligente, serena, amable, brillante y eficaz.
Rumor: Cada vez más frecuente, incluso de gente cercana a Román Alberto Cepeda, se habla de una grave enfermedad que padece el alcalde.
Si bien sus constantes ausencias y últimas fotografías apuntan hacia eso, espero que todo quede en eso, en rumores.