Qué extraño: justo en el proceso electoral del país, y en Torreón en especial, se presenta un eclipse de sol que todo oscurecerá, aunque sea por breves minutos.
Una fracción de segundo en la vieja vida.
Desde que me enteré del eclipse total de sol que habrá pasado mañana lunes 8 de abril, busqué entre mis libros uno de la inmortal Sor Juana Inés de la Cruz, en el que su poema ‘Primero sueño’, en el que aborda cómo amanece el cielo tras un eclipse lunar.
Sor Juana reivindica el suceso a través de su pluma, de su poesía.
Y en pocas palabras, nos obsequia ideas, palabras, imágenes de lo que para ella la oscuridad, la noche podría representar al dormir, al soñar y el despertar, el amanecer, el encontrarnos otra vez.
En la noche, al dormir profundamente, dejamos este mundo material, nos vamos, no somos más materia.
Nuestra alma es capaz de entrar en un silencio único, entre estrellas, en la infinita constelación de nuestro espíritu.
Hasta que regresamos, hasta que despertamos. Si es el caso, amaneceremos iluminados.
Así el eclipse que viviremos el lunes. Por un lado causa expectación, inquietud, interés, fiesta; y por otro, genera mitos, mentiras, engaños.
La noche nos transporta de un estado físico y mental cierto, a un estado inmaterial hacia un momento de relajamiento y desapego.
Pero la noche, como el eclipse, nos lleva a una experiencia desconocida, imprevista.
Puede ser algo divino, bello, verdadero al hacernos parte del cosmos.
No nos damos cuenta que ascendemos y descendemos. Por eso la lectura de ‘Primero sueño’.
¿El eclipse nos acercará o alejará más a la realidad? ¿Cómo vivirlo e interpretarlo? ¿El eclipse es algo terrenal? ¿Algo existencial? ¿Un poema? ¿Es un suceso amoroso para la humanidad?
Cierto, el eclipse total de sol ensombrecerá un rato el día, la luz cederá, para al final reencontrarnos en la luz, en la iluminación del alma y del cuerpo. Sin duda, un acontecimiento natural que debiera significar mucho más que una fecha, que un mirar al cielo.
Quizá podríamos revalorar la vida y saber dimensionarla para vivirla de otra forma, de mejor manera, en armonía con el mundo y el universo.
Por otro lado, mañana domingo es el primer debate entre Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez, aspirantes a la Presidencia de la República.
Según sé, por lo que argumenta la ciencia política, el triunfo y la derrota en una contienda electoral prácticamente se determina hasta cuatro meses antes de los comicios correspondientes. No afirmo ni aseguro que así sea, pero parece que así sucederá.
Ahí es donde veo el otro eclipse, otro ‘Primero sueño’. Los partidos abruman con narrativas y discursos repetitivos, lugares comunes, expresiones frívolas.
La política proselitista, al ser despojada de ideología, carece de principios, de ética, está ausente de confrontación filosófica y apenas se ocupa de provocar, herir, culpar y sentenciar convirtiendo a la política en un recurso de confrontación estéril e inmediatista.
Los aparentes reagrupamientos y estrategias políticas no dan más de sí. Pero ya echaron la suerte de unos y otros.
El debate, en estas condiciones, no pasará a la historia. A no ser que resulte un episodio catastrófico de quien ha ido adelante siempre.