Para marcar una diferencia respecto al ex presidente Andrés Manuel López Obrador, la titular del ejecutivo federal Claudia Sheinbaum ha refrescado el formato de la hoy llamada “La mañanera del pueblo”.
Con AMLO, prácticamente él solito acaparó el espacio televisivo durante las mil 423 ediciones transmitidas de “La mañanera”; de vez en cuando invitó a otros funcionarios y personas para difundir acciones de gobierno y/o refutar y criticar a la oposición, a ex presidentes, a empresarios y periodistas.
En realidad, el ejercicio de comunicación social fue exitoso y le permitió a él, a su administración y a su partido, Morena, ganar la partida en un tema sumamente importante como es “hablarle” a la gente, al pueblo.
La señora Sheinbaum, con otro estilo, menos confrontativo, más serena, directa y breve, de lunes a viernes lleva ante la prensa a su gabinete y a sus colaboradores para informar de lo que desea dar a conocer.
Más metódica, ha programado puntos temáticos por semana, además de lo que las y los colegas le pregunten, siempre pidiendo que sean, inicialmente, de los que ella y sus funcionarios exponen. Después, lo que sea.
A casi dos meses del inicio de su gobierno, “La mañanera del pueblo” poco a poco gana terreno a nivel de audiencia, cada día la ven y escuchan más, y fija también, como AMLO, la agenda periodística de los medios de comunicación tanto capitalinos como de la provincia.
En este aspecto, va bien, e incluso algunos opinólogos en la prensa escrita la reconocen por su estilo, más sereno y convincente.
Eso sí, los miércoles no deja de señalar en el segmento “Detector de mentiras”, la orquestación de noticias y columnas falsos, mentirosas, dañinas, que desde la cúpula económica financia el golpeteo al que la someten, como lo hicieron con su antecesor. Estrategia que les resultó inútil.
Todo esto lo cito porque a nivel municipal, el alcalde Román Alberto Cepeda González, no aprende a bien comunicarse con la población.
Terco, bravucón, intolerante, irascible, grosero, soberbio y hasta déspota, un día se enreda con sus declaraciones y al otro también.
Está cayendo redondo en los buscapiés que le plantan desde Saltillo y cuando a nivel local hay voces o posturas que lo incomodan.
Claro está que esto no se magnifica sino más bien se acalla en los medios, aunque en las redes sociales lo hacen trizas.
En Torreón, ahora que viene su tercer informe de gobierno, solo escucharemos y leeremos lo que Román difunda.
Y es cuando habría que reflexionar si como sociedad no merecemos otra narrativa de quien es la autoridad, y no cortinas de humo para evadir su responsabilidad de informar, con absoluta veracidad, de todo lo que concierne a su administración.
Su forma también desata las redes, donde un veredicto popular se expresa en su contra.
El presidente municipal cree que los periodistas críticos, los que no estamos en su esfera, son sus enemigos.
Lo que ignora, entre muchas otras cosas, es que ningún periodista debe ser amigo ni de él ni de ninguna autoridad gubernamental ni partidista.
Por estudios, por experiencia, por códigos deontológicos en la prensa de México y en el mundo, los periodistas no tenemos porqué ser amigos de las y los gobernantes, sino simple y sencillamente cumplir con informar con rigor periodístico y ser profesionales en asuntos de la cosa pública.
La recomiendo al presidente municipal que se siente a ver y escuchar “La mañanera del pueblo”. Que aprenda, desde el temple y la convicción, para que le vaya bien a Torreón y a él. ¿Será posible?
