Política

La factura la cobra Saltillo

  • Columna de Juan Noé Fernández Andrade
  • La factura la cobra Saltillo
  • Juan Noé Fernández Andrade

En el periodismo, siempre será un riesgo adelantarse o aventurar conclusiones. 

Otro inherente a este oficio y forma es perder credibilidad a partir de necedades u obsesiones respecto a personajes en la vida pública, en donde presumimos conocer un poco el entuerto político.

En mi columna del 6 de julio del año pasado, me permití opinar que observaba una mala relación o comunicación entre el gobernador Manolo Jiménez y el alcalde de Torreón. Nunca comenté algo ajeno a la realidad; y mucho menos me incliné por darle la razón a ninguno de ellos dos. 

Simplemente el sentido común, el olfato y la responsabilidad que tenemos las y los periodistas me hizo abordar el tema. 

Como resultado de ese texto, el presidente municipal ordenó mi despido, sin más ni más, como coordinador de las Bibliotecas Públicas en Torreón. 

Lo único que hizo fue corroborar su talante, su soberbia, su desprecio a la opinión y a la libertad de expresión.

El manejo de Román Alberto Cepeda González de su gobierno municipal, no está de más subrayarlo, se caracteriza por la imposición de sus decisiones a raja tabla, de todo lo que él crea que deben ser las cosas. 

Sus roces con la prensa, con reporteras, y su absoluta intolerancia a la crítica, lo tienen sumido en un mar de incertidumbre, de chismes, de dimes y diretes, de verdades y rumores, de acres comentarios por todos lados y a todas horas que lo descalifican tanto como a sus colaboradores más cercanos. 

Su temperamento lo quiebra, le hace perder el piso y, parece ahora, morder el polvo.

Advertido por propios y extraños, pero más por la forma y estilo de hacer política en su partido, en las esferas gubernamentales, en las alianzas electorales oprobiosas, y porque la realidad es la que manda, hoy lo hacen un alcalde vulnerado, golpeado, alterado, y sujeto a los caprichos y veleidades de más arriba, e incluso de sus aparentes coequiperos. Nunca pudo salvar e imponerse en la ortodoxia política priista.

Román está pagando, y caro, su necedad, su bronca con el gobernador, la falta de competencia política de sus funcionarios de primer nivel, la corrupción en varias áreas de su administración. 

No escuchó a la gente, no escuchó las sinrazones autoritarias de la política entre sus correligionarios priístas, no palpó el sentir de la opinión pública, no tuvo oídos para ésta, no tuvo quién le dijera las verdades de la calle, quién le acercara a las mesas de café donde sale humo solo en color negro, no creyó en el buen periodismo, en la transparencia del pensamiento que también lo hay.

La crítica en redes, terrible, abusona, burlona, lo golpean hace meses y no pudo paliarla, no hubo quién lo apoyara, lo aconsejara. Sus determinaciones, necias, cerradas, lo desgastaron en esas redes, en la prensa foránea, su equipo fue incapaz de meter las manos y rescatarlo. 

La experiencia que acumuló en más de 30 años de servidor público los tiró ya al carajo. Su temperamento y lenguaje fue, es, un campo abierto a los peores chismes y rumores.

Los cambios de funcionarios, de encargados en las principales áreas de su gobierno, son el resultado de ese cúmulo de errores, de equivocaciones y estrategias y tácticas erróneas. 

Al igual que la ciudad, Román no tiene un drenado adecuado, nada ni nadie que lo hiciera salir del atolladero.

La factura se la están cobrando desde Saltillo.

Y si a mí me costó dejar de colaborar en las bibliotecas (con un personal abigarrado en el proteccionismo del sindicato municipal), a la ciudadanía le ha costado ver cómo su administración es la peor calificada.

Insisto en algo porque estoy convencido de la idea: también los medios, la prensa, tenemos que ver con este capítulo oscuro de Torreón, porque mientras no ejerzamos la crítica periodística con seriedad y profesionalismo, desde la ética, solo seremos parte, y muy importante, de la simulación.

Este comentario, incluso, forma parte de la libertad de expresión, que no puede exentar a los medios de ese derecho humano y constitucional. 

Que lo que venga, que quienes lleguen (¡uff, qué nombres se mencionan!), demuestren la nobleza y trascendencia de un verdadero quehacer político. Ojalá.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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