El lunes pasado nos recibieron en el cuartel de la XII Región Militar comandantes de Región y de 16ª. Zona Militar a quienes solicité espacio para dar seguimiento a agenda de colaboración con Consejo Estatal Agroalimentario de Guanajuato en temas de seguridad para medio rural del Estado (abandonado) y a un mes de la Expo-agroalimentaria.
Su actitud, la militar de siempre: franca, directa, conducente a resultados. La mía, por un lado, de certezas de comandantes, y por otro, de duda sobre papel que jugarán las Fuerzas Armadas a partir del 1 de diciembre cuando López Obrador tome posesión como Presidente de la República vistos sus dichos y contradichos.
Son inocultables deficiencias de marco legal y riesgos de mantener las Fuerzas Armadas atendiendo tareas de seguridad pública que corresponden a municipios, estado y Federación. Ante ausencias de éstos está legitimada intervención de Fuerzas Armadas en forma subsidiaria: solo en tanto estados y municipios acreditan condiciones de garantizar seguridad según programas públicamente comprometidos.
De próximo papel de Fuerzas, ignoramos qué resolverá presidente electo. Recuerdo a gobernador de Michoacán de 2002 a 2008: Lázaro Cárdenas Batel (confirmado Coordinador de Asesores del próximo presidente); pidió en 2007 al presidente Calderón rescatarlo del precipicio de inseguridad al que llevaba su estado: extorsiones a aguacateros y resineros; secuestros, homicidios de quienes no cedían o denunciaban.
Al tiempo otros gobernadores también incapaces exigieron a Calderón respuesta similar: ¡Fuerzas armadas, Presidente! constaté en 2008 recién incorporado subprocurador de PGR. Previamente exigíamos a gobernadores ponderación de su entidad que fundara y motivara intervención de Fuerzas Armadas.
“Guerra de Calderón” partió de comprobación de gobiernos estatales rebasados por delincuencia. Nos correspondió luego desarrollar programa de fortalecimiento de policías estatales y correspondiente subsidio para policías acreditables, en el Sistema Nacional de Seguridad Pública.
López Obrador a veces parece entiende y otras no. Hoy anuncia aumento de fuerzas armadas y Policía Federal y que convocará a 50 mil jóvenes para incorporarlos a esas Fuerzas; contradiciendo promesa anterior de excluir a las Fuerzas Armadas de tareas de seguridad pública. Desaparición de Estado Mayor Presidencial resuelta no será el golpe más drástico.
El borrador de diputados de MORENA conocido habla de eliminar regiones, zonas y algunos grados militares entre decena de cambios radicales en las tres fuerzas armadas permanentes. Próximo secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, anunció primero que brigadas de policía militar se convertirían en Guardia Nacional, luego dijo que siempre no. Ahora que siempre sí va guardia civil, dice López. Más inexplicable es no considerar fundamental para el país la reforma policial de estados y municipios.
Con Ma. Elena Morera, de Causa en Común, coincidimos -en mi paso en PGR y en secretariado ejecutivo del SNSP- en urgencia de desarrollar procuradurías y fiscalías, sistemas judiciales y penitenciarios, que siguen pendientes. Dice: Peña Nieto y Osorio Chong convirtieron Consejo Nacional de Seguridad Pública en “instancia protocolaria que firma al vapor acuerdos absurdos, muchos de los cuales no repercuten en nuestros pendientes institucionales”. Hacia adelante, la grave confusión sobre lo que es seguridad nacional, seguridad interior, seguridad pública, más ocurrencias y contradicciones son de inicio aterradoras.
¿Y nuestras fuerzas armadas? ¿Y nuestras policías?
- Instinto de conservación
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Juan Miguel Alcántara Soria
Ciudad de México /