Política

Ron da error

  • Columna de Juan María Naveja Diebold
  • Ron da error
  • Juan María Naveja Diebold

Siguiendo con el tema de las últimas semanas en esta columna y en el Senado de EU, salió una película infantil muy relevante al rol de las redes sociales en nuestras vidas en cines: Ron da error. La película hace un buen esfuerzo en señalar muchos de los temas que hemos cubierto en este espacio y que a todos nos preocupan. Es una película infantil, pero no está de más aclarar que la siguiente reflexión les puede arruinar la trama de la historia. 

La película presenta lo indispensables que son las redes sociales para los niños y jóvenes hoy en día, la motivación fuerte de crear una presencia popular en redes y el esfuerzo que implica, el agobio de no poder participar o de participar y no conseguir retroalimentación positiva de otros, la constante presión de estar actualizando, como se conllevan las diferencias socioeconómicas en ese mundo virtual y sobre todo hace un buen trabajo simplificando y aterrizando para un público general cómo las redes son compañías que al final de cuentas tienen como meta ganancias a costa de sus usuarios. Desafortunadamente, en este último punto, aflojan en el cierre al plantear que una solución insuficiente resolvería todos los dilemas que crean las redes sociales. 

Para ser justos, nadie tiene la solución, mucho menos una película de 90 minutos. La película proyecta a un joven programador que solo quiere que su red social, en forma de robots amigables para niños, sea una plataforma para hacer amistades genuinas y lo contrapone a un avaro empresario que está dispuesto a explotar a sus suscriptores para triunfar. Una de las barreras más complicadas para disminuir los efectos nocivos de las redes sociales es lograr que el público acepte que no está consumiendo un producto gratuito y que entienda que paga por usar las redes sometiéndose a una manipulación inevitable de las plataformas. Las redes te lavan el cerebro, literalmente tienen equipos de científicos y médicos expertos en el comportamiento humano que diseñan cómo funcionan sus plataformas para hacerlas adictivas y convincentes. 

Los legisladores y líderes de opinión han ido señalando las problemáticas de mundo real que se han creado en este universo virtual y están buscando cómo crear un régimen ético y legal para proteger a los usuarios. No es fácil. Todas estas plataformas han generado billones de dólares de riqueza, empleos, pasatiempos y conexiones. Tenemos que tratar de convencer a la humanidad que tenemos una enfermedad de adicción difícil de explicar y de alguna manera educarnos a usar redes con algún nivel de moderación como lo hacemos con cualquier sustancia o actividad adictiva. 

De una manera u otra, todos generalmente aceptamos que tomarnos unos tragos de tequila es aceptable, pero echarse una botella de un sentón es destructivo. Tenemos ahora la tarea de crear un marco de referencia aceptable para el uso de redes sociales; cuánto tiempo les dedicamos, cuánto compartimos, a quién seguimos y a quién le permitimos seguirnos, cuándo las pueden usar nuestros hijos y en qué forma y cantidad… El mundo se está despertando con su primera cruda de redes sociales. Hay quienes juran que no volverán a tomar, los que creen que vale la pena y estamos todos los demás, que tenemos que aprender a navegarlas.

Juan María Naveja

[email protected]

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.