La historia del Santos llega a un punto de seria reflexión. Los responsables aparecen con más debilidad que gallardía.
No haber calificado a la siguiente ronda en la Leagues Cup es muestra de una notable debilidad.
Revisar lo hecho en cinco juegos, tres de la liga nuestra y dos de allá, son suficiente aviso para detenerse y valorar.
No han tomado las cosas a la ligera; no. Sólo que no han salido como según los estudios previos se había presupuestado.
No funciona nada, ni el nuevo cuerpo técnico; y esto debe preocupar. Parece que las decisiones están siendo tomadas a ciegas, incluyendo lo que los jugadores intentan hacer en el campo.
Nunca ha sido fácil acertar porque el futbol es caprichoso pero teniendo un plantel sólido se puede ser capaz de imaginar que los resultados agradables se van a presentar poco a poco.
Mientras… a trabajar en esta época de vacaciones no contempladas. No se sabe con qué tanto ánimo porque la medianía es la constante más fiel.
Por más que intentemos alentar, no hay mucho espacio para lograr el éxito.
¿Qué ha pasado?
No hay respuestas confiables, sólo especulaciones, en ocasiones evasivas o faltas de tino. No es fácil el momento pero se ha llegado a ello; complicado aceptarlo.
Los seis campeonatos no se han podido refrescar, no hay con qué. Esto duele, y mucho.
La afición podrá empezar a decidir con qué se queda y qué descarta porque el trago amargo le llega hondo aunque ya empiecen a aparecer signos no de desprecio pero sí de poco entusiasmo.
El mensaje está claro.
