América ya se soltó el pelo y esperará con cierta calma que otros lo acompañen en su muy posible coronación.
Todos, desde ahora, preparan sus energías y propósitos para que las Águilas no sean campeonas porque sigue habiendo cierto orgullo profesional y no conceden por anticipado que el líder necesariamente sea el que levante la copa.
Imaginemos por un momento que Atlas sea el campeón. Lo merece según sus propios estándares porque nos sigue asombrando.
No está cerca del título pero sí merecedor de un reconocimiento especial. Tantos años, tanto espacio y coincidir.
Cruz Azul, callado y hasta sumiso, parece que ya claudicó a su mayor aspiración. Nunca habíamos imaginado que el torneo pasado fuera el supremo ganador.
Hoy lo vemos miedoso, no atrevido, sin aliento pero añorando que algo ayude a imaginarlo otra vez.
Chivas es el primero en estar desconcertado respecto a lo que anda haciendo. Sus seguidores lo quieren ver y sentir con más vida pero la institución se propone en no reaccionar. Ya es mero recuerdo que alienta a la imaginación.
León se pone pálido al acordarse de que fue campeón hace un año. Se imagina volver a serlo, se alienta, se acuerda de Ambriz (despedido) y prefiere ponerse serio.
Mazatlán se imagina al menos en liguilla y siendo benévolos con ellos, merecen tener un juego extra donde sea. En ocasiones despiertan más ternura que elogios.
Monterrey todavía cree que la imaginación es más fuerte que la realidad. Sus cuatro derrotas consecutivas le atraen todas las calamidades posibles. ¿Serán capaces de levantarse de sus cenizas para excusar la presencia de Javier Aguirre?
Necaxa callado y tímido, no da ejemplo pero al menos levanta la mano de vez en cuando. Acaba de vencer al Monterrey de visita.
Pachuca es uno de ésos que siente que no puede, quiere imaginarse mejores realidades, despierta más a otros que a sí mismo. Es una absoluta incógnita.
Puebla no logra acaparar la atención porque su estilo es difuso. Alienta, se pierde, se encuentra consigo mismo, atenta contra la verdad y vuelve a esconderse.
Pumas con una reacción inesperada ya despertó a sus seguidores. Le atribuyen la obra a Mejía Barón con tal de quedar bien con quien andaba arrastrando la cobija.
Querétaro parece estar diseñado a interrumpir a otros; con eso basta para otorgarle un sentido a su existencia porque no se aprecia por dónde pueda convencernos.
San Luis se tomó la molestia de aceptar seis goles en su propia casa. Así se define él mismo.
Tijuana ya está cansado de tanto viaje largo porque a ellos todo les queda lejos. No dan una por más mérito que intenten ponerse al momento de imaginar triunfos.
Tigres imagina guardar sus sorpresas para mejores compromisos, donde se pueda lucir haciendo olvidar los tropiezos que le han adornado.
Toluca, es el demonio contra el diablo. El que gane podrá presumir lo mal que hizo.
Bravos de Ciudad Juárez no son bravos porque si lo fueran no andarían arrastrando a Ferretti en este penar.
Santos, la incógnita de Santos vuelve a presentarse pero ahora con mayor agudeza porque las reflexiones serias no ayudan a vender humo. Imaginarlo en posiciones de verdadera competencia es más ilusión que verdad.