Pavese: “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”. Los últimos tres años transcurridos que trajeron la covid-19 al mundo, han sido desastrosos por los obvios -y conocidos- hechos y traumas de todos sufridos, experimentados. Millones de muertes en el mundo asociadas a la pandemia y a la violencia del hombre en contra del hombre.
Hace ya casi diez años hube de someterme a una durísima terapia que me confrontó a la “realidad” que entonces vivía más allá de cortinas y cortinas que se iban corriendo poco a poco. Gracias a aquel franciscano psicoanalista logré aprender a convivir, día a día, al lado del dolor. Me han informado que ese generoso individuo, cuyo nombre habré de mantener en el anonimato, ha fallecido recientemente. Él, quien comenzaba a redactar el borrador de una iniciativa sobre el derecho de asistir a los enfermos terminales hacia una muerte digna, acabó por dejarnos de una manera sorpresiva.
Luego de aquella terapia de tanatología individual y colectiva, lo visité sólo un par de veces. A decir verdad, no le agradaba mucho que lo fueran a ver cuando ya había concluido el ciclo de la terapia. Pero teníamos amigos comunes y a veces me enviaba copias de sus textos escritos a mano. Sé que le debo -se lo dije una vez- una ficción en la que aparecerá como un personaje entregado a la sanación del espíritu. Así lo expresaba él mismo. He sentido mucho su ausencia pero continúo aquí viviendo de sus estrategias.
Su misma vida, al parecer, no había sido nada sencilla.
Ahora la violencia, los desórdenes del universo y del cuerpo, siguen cobrando cuotas infames. No hay opciones, no hay salida. Hay impunidad, simulación. Como él, no creo en el discurso de los políticos.
“Resiliencia -decía- para aprender del dolor de los demás y hacerlo propio”. El psicoanalista y franciscano anónimo en este texto, no concluyó su proyecto: dejó notas sueltas propositivamente, no me queda claro ni he pensado en quién podría darles forma. Su objetivo único: la muerte digna, sea cual fuere la causa. Hizo suyo aquel principio: “felices los hombres porque saben que morirán aunque no saben ni cómo ni cuándo”. Me queda la certeza de que habrá alguien que continúe ese proyecto, urge ya para México pero, como en otros países, es cuestión que corresponde a médicos. abogados y sacerdotes. “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”.
Juan Gerardo Sampedrotwitter: @Coleoptero55