Estilo

La madrugada de Mantequilla

Murió la leyenda José Ángel, el ex boxeador Mantequilla Nápoles. Murió Mantequilla el pasado 16 de agosto. Él había nacido en Santiago de Cuba el 16 de abril de 1940. En esta nota no pretendo realizar un recuento de sus peleas, de sus victorias o de sus derrotas. Lo anecdótico siempre me revolotea en mi cabeza como los abejorros. He de traer hasta acá los días (ya imprecisos) que lo vi a menos de dos metros de distancia.

Cierto, habíamos asistido a un Festival de Poesía a Zacatecas en pleno invierno, cuando hay ventiscas y el clima llega a bajar a menos 9 grados. La Universidad Autónoma de Puebla (UAP) nos prestó un autobús más destartalado que los urbanos porque nos acompañaba el grupo musical “Tierra Baldía” y Ramón Patiño con su equipo de técnicos de sonido. Pero el autobús no tenía calefacción y mucho menos vidrios en las ventanillas que nos protegieran algo del agua nieve que estaba cayendo en le ciudad. El chofer, malhumorado por la situación, erró el trayecto y casi nos arroja a la carretera de no ser por la mediación de Mariano Morales quien llevaba la batuta del grupo de poetas.

El festival terminó con una cena baile en un céntrico restaurante del empresario don Jorge Reyes Palomino. Terminó a las 3 de la mañana y a esa hora Mariano Morales (luego se arrepentiría) tomó la determinación de regresar a Puebla. “Es un inconsciente”, me dijo Manolo Gutiérrez, el hermano del periodista Alberto Domingo cuando le platiqué lo sucedido.

Yo había leído un cuento de Julio Cortázar llamado “La noche de Mantequilla”. Mi padre admiraba a Ricardo Moreno, el Pajarito, a Vicente Saldivar y a José Ángel, el Mantequilla Nápoles.

Hubo un tiempo en que un grupo de ex pugilistas se reunieron para ofrecer exhibiciones en varios lugares, como una gira, como una caravana.

Esa vez que el frío calaba hondo, insoportable, esa vez que el aire se metía por todas las rendijas, Mariano Morales sufrió casi una hipotermia, así que nos detuvimos en Querétaro para que se tomara un té y un poco de ron. Entramos de madrugada a un restaurante y ahí estaban (rumbo a su gira) Pepino Cuevas, Ultiminio Ramos, El Puas Olivares y Mantequilla Nápoles. Nosotros envueltos en frazadas nos acercamos a pedirles autógrafos. Le di la mano a Mantequilla, un hombre alto y de dura expresión.

No pasó mucho para que lo volviera a ver saliendo del Hotel Colonial, en Puebla. Formaba parte de un grupo de salsa. Me le acerqué para saludarlo. Ahora sé que tenía principios de Alzheimer. Luz, campeón, sueña sin sobresaltos.

@coleoptero55

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Juan Gerardo Sampedro
  • Juan Gerardo Sampedro
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