Ayer día, como construyen los centroamericanos sus frases; el día de ayer, como debe ser un poco más correcto para los que vivimos más al norte o simplemente ayer, si se desea economizar el lenguaje (cosa que no he hecho), me entretuve platicando largamente con una persona que sabe de Bioética. Cuántas cosas le hemos aprendido a Arnoldo Kraus, me dijo. ¿De qué estamos hablando, señora mía?, la interrumpí aterrorizado.
Pero el tema está muy de moda casi y tanto como el escándalo que ha armado el Piojo Herrera en las redes sociales. Eso de convertirse en nada luego de ser tan populares y por tonterías que brincan sin control de la cabeza. A esos niveles no sé qué pasa, uno lleva la vida modesta y jamás se sentirá lo que es perder un sueldo millonario, contratos de comerciales o de partidos políticos en el transcurso de unas cuantas horas.
Si los enanos directores lloran al perder un cargo. ¿Enanos? Sí, directorcitos que controlan una escuelita como si fuera un estado de la república o estaciones de radio que ya nadie escucha porque, como le gustaba repetir constantemente a un compañero poeta “no proponen nada, nada”. Ésos niveles están lejos para quienes no cambian las formas de conducirse. Creo que es lo mejor, a la larga será lo mejor, de otra manera se termina vendiendo el alma al diablo.
El video del Piojo y la Piojita se hicieron virales en las redes y programas de televisión. Extraños comportamientos cuando el país está en la ruina y lleno de trágica violencia.
El colmo de los colmos (o no sé cómo llamarlo), es el selfie violento que hemos visto así: en primer plano se observa a una estudiante de medicina haciendo con el pulgar la señal de “vientos del huracán” y en segundo plano una crónica enferma tendida en su cama. Vine a hacer mi guardia y me la encontré muriéndose. La leyenda no es exacta pero da lo mismo, por eso prefiero no entrecomillarla.
Mal utilizada la tecnología por mentes diabólicas tiene como único fin el chantaje y la perversión. Me asusta lo que ahora sucede, esa modalidad de encontrar la foto y el perfil propio con palabras o conversaciones nunca expresadas ni en sueños.
¿Entonces? Opinan algunos comunicólogos que todo esto que ocurre es sólo cortina de humo. Está bien, sin embargo decirlo es lugar común.
¿Qué está pasando?
Ante la muerte, la deshumanización, en la vida cotidiana la tradición y los golpes bajos.
Selfies, escándalos, sesudas declaraciones de funcionarios culturales menores del ayuntamiento que (todavía traigo el sorpresivo impacto en mi choya), dicen que hay un “Boom” de la literatura poblana, como lo hizo en prejuicio del Imacp y su credibilidad el director de Sogem, Jaime Mesa, quien logró que sus superiores preguntaran en privado quién puso en “Boom” en el “Boom Boom Boom”, confundiendo la declaración con la letra sesentera de Enrique Guzmán.
Algo está pasando, pero no sólo en Puebla, algo está pasando...
