Estoy en la lejanía leyendo a Patricia Highsmith en una edición de Anagrama (2018) que reúne todos sus relatos. El año pasado —en el 2021– se cumplió (y poco se difundió) el centenario de su nacimiento. Desde que hallé casualmente “El Juego de Ripley”, siendo un inquieto adolescente, he seguido —he releído— su obra. Sus novelas son extraordinarias, entre ellas aseguro que “Extraños en un tren” me dejó una marca imborrable: aprendí de ella, además, a medio reconocer una ficción clasificada como negra en los quioscos. En efecto, escribí “medio reconocer”, porque pasa el tiempo, corre la vida y, lo creo verdaderamente, nunca se aprende del todo, ni por asomo: en este caso, cada uno de los párrafos lleva una incógnita que tiene relación o que va hacia lo más oscuro del alma humana, algo que la escritora captó —y describió— como nadie.
Ni el aprendiz de brujo llega a dominar a plenitud el terreno que pisa. Nacida en Forth Worth, EEUU, en 1921, murió en Locarno, Suiza, en 1995. Hoy vuelve a cobrar relevancia cuando Alan Delon (protagonista de “A pleno Sol”) ha dicho, a través de un comunicado de su hijo, que tramitará la eutanasia en su propio país.
Tom Ripley fue el personaje que él encarnó. Sí, hablo de una circunstancia quizá extra literaria pero que me remonta a “El Juego de Ripley”, la famosa zaga de Patricia Highsmith. Incluso diría también, para hacerle justicia, que en esa cinta participó Marie Laforet, una pareja de actores única en la historia del cine mundial, ya clásica.
Coincidencias que, lo reafirmó, vuelven actual a Patricia Highsmith. El periodista de “El País”, Guillermo Altares, escribe lo siguiente: “Ningún personaje se identifica tan profundamente con la literatura de Highsmith como Tom Ripley, ese mentiroso, asesino, estafador, que vive plácidamente en un pueblo burgués de los alrededores de París sentado sobre una montaña de mentiras y crímenes (...) un personaje odioso pero que es imposible no encontrar atractivo (14.01.21)”.
Podría parecer un tanto extemporáneo el referirme ahora al centenario de Patricia Highsmith. Es probable, hay razones: el veinte / veintiuno fue accidentado pero con todo no lo olvidé: en la Revista “Corre, Conejo”, narré lo propio de las mujeres escritoras más sobresalientes de los EEUU. Ahí, mucho antes del punto final, está el nombre de Patricia Highsmith, referencia obligada, sin ninguna duda de por medio: actual aún.
Juan Gerardo Sampedro
@Coleoptero55