Será el sereno, pero el PAN ya resolvió con éxito el parto de su candidatura, dando unos meses de ventaja a César Verástegui Ostos, quien los aprovecha armando su proyecto rumbo al 2022, mientras que en Morena el destape se percibe como un evento con olor a pólvora, amenazando con dinamitar a la frágil unidad que se percibe entre la nomenclatura guinda.
Motivo por el cual, los mensajes de Ricardo Monreal Ávila y de Mario Delgado Carrillo, escuchados al alimón por la cúpula obradorista, durante el informe del senador Américo Villarreal Anaya, hicieron énfasis en la unidad.
Así, mientras que en el PAN su candidatura une a la estructura azul, que tuvo el torque para impulsar la alternancia gubernamental y legislativa en 2016, la balcanización de los liderazgos de Morena, preocupa a su dirigencia nacional, porque puede revertir la ventaja que hasta el día de hoy le dan, las encuestas sobre intención del voto.
Balcanización que puede impedir la materialización, de un elemento sine qua non, es imposible que los votantes fluyan a las urnas durante la jornada electoral, achicando la posibilidad del triunfo guinda.
Me refiero a las estructuras municipales, controladas por los liderazgos de Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros, Victoria, Altamira, Tampico y Madero, en donde tienen asiento 17 de los 22 Distritos Electorales, en donde tendrá lugar la competencia por la gubernatura.
Son liderazgos con capacidad de voto y veto, que pueden hacer la diferencia entre ganar o perder la sucesión gubernamental.
En este riesgo latente, se encuentra el leitmotiv de los llamados a la unidad que la nomenclatura guinda debe mantener, una vez que la encuesta arroje el nombre de la candidatura allá por noviembre.
Porque de nada sirve ganar en la encuesta, si la candidatura no logra sumar el apoyo de estos liderazgos regionales y los votos que representan.
Erasmo González Robledo, Maki Ortiz Domínguez, Adrián Oseguera Kernion, Mario López Hernández y Américo Villarreal Anaya, las candidaturas con la mejor rentabilidad en las urnas, tienen el desafío de evitar la balcanización de la nomenclatura guinda, para que Morena aspire a ganar la sucesión de 2022.