El cartujo mira el clóset de Mariel, la hija de dos años del gobernador de Nuevo León, Samuel García, y la influencer Mariana Rodríguez. Impecablemente ordenado, guarda una gran cantidad de ropa de marca y 120 pares de zapatos. Al abordar el tema, en El País Carmen Morán Breña recuerda la novela Los reyes de la casa (Anagrama, 2022), de la francesa Delphine de Vigan, donde se muestra “el infierno que sufren muchos infantes hoy en día en manos de unos padres que han hecho de las redes sociales su vida”.
Desde su primer día los exhiben sin el menor pudor, robándoles la intimidad. En una entrevista con David Noria publicada este sábado en el suplemento Laberinto, la multipremiada novelista dice: “Cada quien hace un poco lo que quiere con su cuerpo y su vida”. Pero cuando se trata de niños, “la cuestión radica en el consentimiento”, muchos de ellos “son filmados desde que son prácticamente bebés. Entonces es evidente que no hay consentimiento”, están indefensos ante la ambición, la vanidad o la inconsciencia de los adultos. “Para mí —continúa De Vigan— la verdadera cuestión es la del abuso del poder. Los padres deben ser normalmente los protectores de los derechos y la imagen de los niños, no sus vendedores”. Tampoco deberían volverlos blanco del rencor social, tan evidente en estos días cuando reclamos justos —contra la gentrificación, por ejemplo— se vuelven botín de quienes embozados apuestan por la violencia ante el pasmo e ineptitud de las autoridades.
Vivimos en un mundo —escribe De Vigan en su novela— “gobernado por el culto al ego”. Predomina “la voluntad de ser visto, reconocido, admirado”, aunque sea por tonterías, tan redituables para la pareja regiomontana como aquella frase de “fosfo fosfo”, registrada como marca por Mariana y reconocida como una de sus grandes aportaciones a la cultura nacional.
¿Cómo será Mariel cuando crezca? ¿Cuánta ropa y zapatos sin estrenar tendrá en su clóset? ¿Será influencer? Ojalá no sea tan irreflexiva como sus padres, a quienes la hermandad les recomienda la lectura de Los reyes de la casa, a lo mejor hasta se sensibilizan un poco.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.