En 2006, en algunas ciudades de Egipto, el nombre de al-Tourbini (Tren Expreso) se puso de moda en varios productos comerciales. Restaurantes de la ciudad de Tanta vendían el emparedado al-Tourbini, los pastores no dudaron en bautizar con el nombre de al-Tourbini al cordero de gran tamaño que podían vender en 2 mil libras egipcias.
Algunos conductores de vehículos turísticos llamaron a sus unidades al-Tourbini, en un esfuerzo por atraer clientela. El colmo fue un local de la ciudad de Tanta que eligió el nombre de “al-Tourbini: el Carnicero de Gharbia” para su carnicería.
En Tanta, ciudad del Bajo Egipto, nació en 1980 Ramadan Abdel Rehim Mansour, quien desde muy joven se unió a una pandilla, cuyos líderes, además de enseñarle cómo sobrevivir en la calle, lo herían a navajazos cuando el joven cometía algún error.
Las enseñanzas fueron bien aprendidas por Ramadan y, sobre todo, aplicadas al pie de la letra cuando intentó violar a Ahmed Nagui, un menor de 12 años. El adolescente denunció a su agresor y Mansour fue arrestado solo unos días, antes de quedar en libertad por falta de pruebas.
Poco después, Nagui apareció muerto en una calle: fue violado antes de ser asesinado a navajazos, señaló la policía.
Una vez que Ramadan se convirtió en el líder de la banda a la que pertenecía desde que era niño, comenzó a viajar con frecuencia en tren de El Cairo a Alejandría. Lo ordinario de los viajes, pero, sobre todo lo que sucedía en el trayecto, despertaron la curiosidad de las autoridades de Alejandría.
En 2006, la policía detuvo a Ramadan y a Farag Samir Mahmoud (apodado Hanata), quienes confesaron que invitaban a niños de la calle a subir al tren, para después desnudarlos, torturarlos y violarlos con lujo de brutalidad.
Cuando los sádicos se cansaban de los menores, los arrojaban —muertos o a punto de morir— por las puertas del ferrocarril en movimiento. Por su actividad criminal a bordo del monstruoso transporte, Ramadan recibió el apodo de “Tren Expreso”.
En su confesión, Ramadan explicó que un yinn hembra le ordenó cometer los asesinatos (al menos 32). Las autoridades no se dejaron sorprender por la mitología árabe y colgaron, en diciembre de 2010, a al-Tourbini y a Hanata.
José Luis Durán King