Sociedad

Movimiento Ciudadano y las clases medias

Es un hecho que Movimiento Ciudadano como partido nacional es un partido de clases medias. Esto se ha observado con los grupos de estudiantes universitarios que su candidato Jorge Álvarez Máynez convoca cuando visita instituciones educativas, y en los mítines que congrega en diversas ciudades medias del país.

Esto, obviamente, a excepción de Monterrey y Guadalajara donde gobiernan las capitales y las dos entidades federativas, y congregan mucho mayor cantidad de militantes provenientes de las nóminas públicas.

De su inicial fundación por el veracruzano Dante Delgado y demás actores, que comenzaron nombrándolo como partido “Convergencia” a su transformación a “Movimiento Ciudadano”, quedó evidenciado que buscaban la coincidencia (“convergencia” de expresiones ideológicas y motivacionales) con ciudadanos de a pie que no estuvieran corporativizados, como lo hizo el PRI –obreros, campesinos, sector popular- en sus años de gobierno; pero en esta búsqueda de votos MC compite por el mismo estrato electoral con el PAN: las clases medias.

El PRI quedó con un voto duro muy focalizado, y el PRD terminó de cachavotos de arrepentidos. Sin embargo, ambos contienden contra los anteriores por la preferencia de las clases medias que nuestro país desarrolló durante los últimos cuarenta años. Cada crisis económica que tuvimos golpeó severamente a dichos segmentos de población (electores, por ende), y además el neoliberalismo [abanderado por el PRIAN] en treinta años se encargó de que grandes sectores de la población no pudieran salir de la pobreza, y mucho menos de la pobreza extrema, cuando aspiraban legítimamente a formar parte de la clase media.

Así, Morena y los partidos de su coalición 4T [PT, y PVEM] se han encargado de atender a los segmentos de personas de clase baja y baja en pobreza extrema, a través de las políticas públicas gubernamentales de este sexenio; y en consecuencia las clases medias han quedado inmersas en el discurso polarizador, con MC, MORENA, PAN, y PRI compitiendo denodadamente para ganar los votos “clase medieros”. En la actual elección la polarización se da entre la 4T y el PRI y el PAN juntos. La “marea rosa” es un claro ejemplo de la fuerza que los ciudadanos del segmento medio y medio alto pueden mostrar cuando los políticos y sus partidos asumen la labor organizativa.

Pero ¿qué pasa cuando la competencia se exacerba entre Movimiento Ciudadano y el PRIANRD en Nuevo León, y con Morena en Jalisco? Pareciera que en Nuevo León se llegó a extremos nunca vistos en este país, cuando la “influencer” y “tiktokera” Mariana Rodríguez -esposa del gobernador- está siendo la candidata al gobierno municipal de la capital. El nepotismo amparado en las urnas.

Dicen que Martha Sahagún debe estar reclamándole a Vicente Fox porque en 2006 nunca se atrevió a tanto. Y Margarita Zavala a Felipe Calderón por el 2012.

Pero que importa, la “nueva política” ha perdido toda la noción de decencia y honestidad y ejerce el poder solamente en beneficio de unos cuántos. Véanse en los medios y en las redes sociales todos los líos que últimamente han acompañado a Samuel García –gobernador neolonés- para explicar sus ingresos y su patrimonio. Todo sea “sacrificarse” por el estado y el municipio.

Jalisco se cuece aparte. Nueve años de gobiernos de Movimiento Ciudadano en la capital estatal y otros importantes municipios conurbados. Seis años de detentar el gobierno estatal con Enrique Alfaro. Y mucha gente piensa que los resultados han sido negativos para las clases medias que viven en las zonas urbanas de la capital y otros puntos de la geografía jalisciense. El estrato económico medio de la población ha sido el soporte sobre el cuál Alfaro y su grupo político construyeron triunfos electorales, para luego olvidarse del mismo. Las alianzas para ejercer el gobierno han sido con las clases altas y el PAN. Y de ahí, dicen que “a sacarle jugo a la naranja”, por aquello de los naranjas y el calzado fosfo-fosfo.

Las encuestas dan a conocer que las clases medias jaliscienses perciben una violencia institucional por parte de este régimen que no encuentra paralelo con ningún otro sexenio: represión, inseguridad, violencia, desapariciones, obras públicas interminables (sin planeación alguna) afectando sus diarios desplazamientos, gentrificación, -un edificio tras otro al lado de sus casas-,colonias enteras de clase media afectadas por el “desarrollo” urbanizador naranja –depredador a más no poder-, falta y suciedad del agua potable, una verificación automotriz mal enfocada convertida en política pública, y un sin fin de agresiones cotidianas al medio ambiente y a la convivencia pacífica, que dan como resultado un elevado malestar social.

De ahí la gran incógnita que despejaremos el día de la elección sobre sí el “síndrome de Estocolmo” que consiste en “la respuesta psicológica que ocurre cuando las víctimas de abuso crean vínculos con sus captores o abusadores”, permanecerá vigente, o habrá la valentía de que tales clases medias rompan a través de su voto con la cadena de abusos y castigos encubiertos (según la vox populi) que afectan a la gran mayoría de ciudadanos, mismos que no pertenecen a las elevadas alcurnias de la política y el desarrollo económico estatal de Nuevo León y Jalisco.


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José Luis Castellanos González
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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