Sociedad

Ideas políticas e intereses en disputa

“Estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros” (Frase de Groucho Marx)

La información que recibimos del mundo y para el mundo en la era digital está generando un cambio exponencial desde que las redes digitales tuvieron alcance masivo.

Hace pocos meses el destacado lingüista, -intelectual progresista estadounidense- Noam Chomsky, señalaba en una entrevista para La Jornada lo siguiente: “Existía una sociedad en la Universidad de Oxford [Reino Unido] en la Facultad de Clásicos, la Sociedad por la Celebración del Incendio de la Biblioteca de Alejandría. La razón era que los estudiosos de los clásicos ya estaban tan abrumados por la información que si esa biblioteca antigua hubiese sobrevivido, no habría esperanza”

¡Una sociedad inglesa que celebraba la destrucción de la biblioteca más completa y vasta de la antigüedad!

Y antes de ese dato Chomsky señalaba en la entrevista: “… primero tenemos que recordar que desde la invención de la imprenta, ha existido mucho más información que cualquiera pueda manejar. Tal vez antes tenías que cruzar la calle a la biblioteca y ahora no necesitas hacer eso, puedes presionar un botón, pero no es un cambio cualitativo…Pero uno siempre estaba inundado por montos masivos de información uno no podía abordar”

Para después concluir, añadiendo:

“… La digitalización ha logrado, desafortunadamente para la mayoría, llevar a la gente a sus propias burbujas donde no acceden a otra información disponible. A veces es hasta peor. Hubo una investigación reciente en Estados Unidos sobre los hábitos de lectura de lo que llaman la generación Z –quienes nacieron después de 1997- y ¿dónde acuden para informarse? Resulta que 4 por ciento ve periódicos, otro 4 por ciento ve los noticiarios de televisión, la mayoría ni ve Facebook, eso ya es anticuado. Están recibiendo sus imágenes del mundo de Instagram y Tik Tok…”

Y resulta entonces que, en esas burbujas de la información (¿desinformación?), cada uno recibe con gusto las que apoyan sus intereses políticos, de clase o vitales, y le lleva a interpretar la realidad del mundo y su contexto con el sesgo subjetivo de su “realidad”. Es decir, cada quien habla de la feria como le toca vivirla. El papel que le corresponde jugar en la vida social y lo que sus intereses vitales le han brindado desde que nació: familia, clase social, ascensos económicos, patrimonio, costumbres e intereses políticos.

Sin embargo, entonces se construye lo que viene siendo una característica de la posmodernidad: cada quien cree o piensa tener la verdad de su lado. Lo que se acentúa más en los políticos. El sesgo de las ideas propias construido sobre la base de los intereses personales. La posverdad en su máxima expresión. Vivir para defender lo que le conviene defender a cada uno. Yo diría que ni siquiera en los científicos sociales más puros habría desaparecido este sesgo. Interpretamos la realidad social, (y en el caso actual de guerra electoral y/o política), bajo el sesgo de nuestra carga ideológica que al final de cuentas resulta siendo existencial para cada uno o una.

Pero pido a mis lectoras y lectores que no se preocupen. Esto es inherente a lo humano desde que tuvimos acceso a la creación cultural (empezando por el lenguaje y su expresión escrita): la huella permanente de la carga subjetiva.

¿Entonces que nos queda por hacer? Entender esta particularidad de nuestro conocimiento del mundo. Y serenarnos en los enfrentamientos de la política. Los políticos pretenden que demostrándoles lealtad asumamos sus luchas y sus pleitos. Pero observe usted a Enrique Alfaro (gobernador del estado) y a Ricardo Villanueva (rector general) departiendo alegremente en un video donde pareciera que han sido hermanos del alma (no de sangre) desde que la vida los trajo al mundo. Y los que se creyeron la pelea, ¿qué dirán ahora? Funcionarios del estado y burócratas, líderes y militantes partidistas, funcionarios de la universidad, líderes sindicales, académicos, estudiantes, y población en general. Y servidores públicos despedidos y familias en dificultades.

Una prueba más de que los intereses políticos están ligados íntimamente a lo que cada quien quiere hacernos ver como “la verdad”. Por eso mi recomendación: no más amistades imposibles o rotas, no más familias desunidas y en pleito. No vale la pena que las disputas políticas e ideológicas interesadas empañen la vida de las personas y nos dejen solo con las burbujas desinformativas. En algún momento terminarán en un video diciendo que ya se contentaron, que la iluminación los alcanzó, y… “que bonito está el paraninfo”. Por supuesto, habrá honrosas excepciones.


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José Luis Castellanos González
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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