“Bosque de Luz” vuelve a ver la luz después de una pausa de casi dos meses. Agradezco a Notivox Jalisco y a su director editorial Lic. Alejandro Sánchez el retorno a la opinión pública de mi columna. Retomo con alegría la comunicación con mis lectoras y lectores, amigas y amigos, lo que me permitió estar en contacto durante 87 colaboraciones semanales (esta es la columna número 88 que publico) y que en febrero próximo alcanzará dos años de realizarse –como ejercicio circular en muchos casos, dado que recibo puntos de vista y aportaciones de quienes me leen- y que siempre me ha permitido expresar libremente mis puntos de vista acerca de diversos tópicos de la realidad local, nacional e internacional que vivimos.
Han cambiado muchas cosas desde mi última columna publicada el 18 de noviembre:
Tenemos Rectora General electa en la Universidad de Guadalajara, la Mtra. Karla Alejandrina Planter Pérez; nuevo Gobernador en funciones en Jalisco, el Lic. Pablo Lemus Navarro, y Presidente electo en los Estados Unidos de América, Donald Trump, a punto de volver a ejercer el cargo. A los dos primeros habrá que desearles éxito y parabienes en su gestión; y al último igualmente, pero sin que sus palabras y acciones se conviertan en un azote para el mundo. Si únicamente ve Trump por los intereses de EU [por lo demás cosa normal en la historia de esta nación] los demás países del mundo tendrán que defender los suyos y ahí la cosa ya empieza a ponerse más difícil.
Estamos frente a los designios, esperanzas, incertidumbres y certezas de un nuevo año, el conteo dice que es el 2025 de la era cristiana, que promete mucha acción, pero también mucha reflexión sobre la misma.
Precisamente por ello he titulado esta columna “el ser y el tiempo” en una paráfrasis que simplifica enormemente el comienzo de un nuevo año, y que procede del texto de filosofía con ese nombre del gran autor alemán Martín Heidegger, que así tituló su obra más conocida (tesis doctoral) publicada el año 1927.
Y sin entrar a la densidad filosófica de Heidegger, esto es precisamente lo que deseo plantear en esta columna. Combinar nuestra condición humana (ser) con la sucesión permanente (tiempo) de segundos, minutos y horas que nos llevarán a completar días, semanas y meses, en este nuevo ciclo anual. Que es una parte de nuestra vida (“vidas” si volteamos a lo social) a la que hay que dar continente “siendo”; y contenido “viviendo” el permanente movimiento de la cuenta de los días.
Para ello debemos darnos cuenta que la razón fundamental de tener vida es la supervivencia en ella, pero luego dar continuidad a nuestra realización como seres humanos pensantes y sintientes. Y si al convivir con otros seres vivos, cosas y sustancias inertes en paz y armonía, logramos con ello la felicidad, al final, habremos de culminar este año que comienza con alegría y dicha, motivo fundamental de la existencia.
No perdamos de vista que el dolor y el sufrimiento también pueden hacerse presentes. Pero de nuestra resiliencia y capacidad de lucha depende superar los obstáculos y dificultades que se presenten en el camino. Solo así podremos decir que ha valido la pena un año más de existencia.
Por todo ello, le deseo a mis amigas y amigos lectores un muy ¡Feliz Año Nuevo 2025!
Saludo a todas y todos, y deseo que sigamos juntos por el bosque de la vida con amplitud de miras y luz en el sendero.