Hay un patrón (y no hablo de Ricardo Salinas Pliego) en el comportamiento de la senadora Lilly Téllez, su antimexicanismo, su entrega a las peores causas latinoamericanas del conservadurismo, la derecha y las oligarquías. A la senadora se le respetará su enloquecida libertad de expresión y su fuero, la 4T no crea, produce o provoca mártires con sus adversarios, aunque se victimicen. Tal vez si no existiera Lilly Téllez habría que inventarla porque su polarización y confrontación sirven como contrapunto de unidad del movimiento de la transformación.
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo señaló: “Es un tema de soberanía y ahí todos los mexicanos deberíamos estar juntos, todos. Hay algunos que no, que al revés; pues no es menor que una senadora de la República haya dado una entrevista a un medio extranjero pidiendo la intervención”. ¿Lilly Téllez?, le preguntaron en La Mañanera: “Bueno, yo nada más menciono, que no es menor. ¿Qué parangón histórico hay? A los conservadores que fueron a Europa a pedir que un emperador viniera a gobernar a México. Son los mismos conservadores”.
Téllez se caracteriza por ir en contra de los intereses de México y abrazar las causas de la derecha internacional. A finales de febrero de 2024 entregó una carta formal a la embajada de Argentina invitando al presidente Javier Milei a participar en un diálogo amistoso en el Senado. El propósito era conocer sus ideas políticas y los retos que enfrenta Latinoamérica. La afinidad ideológica y su pleitesía a Milei fue descarada: “¡Bravo, Argentina! ¡Bravo, Milei! Es por la derecha como se rebasa a la izquierda. La derecha moderna: la fuerza de la razón, antimilitarista, antiestatista, por los derechos individuales. ¡Abajo el socialismo! Vivan la justicia, la prosperidad y la libertad ¡Argentina!”.
Después de la violación a nuestra soberanía en la embajada de Ecuador, Téllez pidió disculpas al pueblo ecuatoriano y al presidente Daniel Noboa, afirmando que millones de mexicanos se sentían avergonzados por lo sucedido. Al entonces presidente Andrés Manuel López Obrador lo calificó como el bully de Latinoamérica y calificó su actuación en la crisis como gansteril. Su entreguismo al gobierno de los Estados Unidos no solo es penoso, también condenable: “Es absolutamente bienvenida la ayuda de los EU para combatir a los cárteles en México. Ese es el sentir de la mayoría de los mexicanos”. Si ese es el sentir de la mayoría de los mexicanos no habría casi 300 mil peticiones para su desafuero en Change.org.
¿Traición a la patria? Asegura Lilly que habló de “ayuda” y no de “intervencionismo”. Lo que no explica Téllez es qué tipo de “ayuda” sería “absolutamente bienvenida”. Téllez ha impulsado iniciativas desde hace tiempo para que los cárteles mexicanos sean señalados como terroristas, lo que abre la posibilidad, según las leyes vigentes estadunidenses, para una intervención militar, como la que amagan realizar en Venezuela.
Según el Artículo 123 de la Constitución Mexicana, comete el delito de traición a la patria el mexicano que realice actos contra la independencia, soberanía o integridad de la nación mexicana con la intención de someterla a personas, gobiernos o países extranjeros y quien tome parte en actos de hostilidad en contra de la nación mexicana. La senadora Lilly Téllez, en el caso de su entrevista con Fox, realizó un acto en contra de la independencia, soberanía e integridad de México; en el caso de Ecuador participó en actos de hostilidad en contra del país. La senadora es una traidora consuetudinaria en su vida privada y en su vida pública. No es un acto menor la traición de la senadora, lo que es menor, por su carencia de impacto, son las hordas de bots y el minúsculo PRI-AN, aplaudiendo la traición.