Ella abre puertas invisibles e invita a pasar a un mejor momento de la vida y ellas son las que corporalmente nos traen al mundo desde quién sabe dónde y Ella es la que a menudo aclara toda la tormenta y también la que las provoca. Ellas están hartas y yo también; a Ella la callaron a golpes y le fueron hinchando la cara creyendo que dejaría de ser rostro y vejaron su cuerpo mas no su íntima dignidad y ellas, todas, gritan ahora a voz en cuello y su voz es de un naranja encendido o morado de fuego ardiente.
Ella recibe peyorativos constantes y también callados; ellas reclaman igualdad de condiciones en todas las circunstancias y ella es capaz de iluminar una velada con su voz y ellas caminan rápido y Ella ha enfrentado argumentos irracionales e insultos imperdonables con una callada serenidad y también con una bofetada contundente y ellas se juntan para honrar la memoria de las que no pudieron defenderse ante la brutalidad animal y el machismo tradicional.
Ella escribe en la hoja limpia de una conciencia clara los renglones que se van hilando para que alguien pueda leer con claridad la noción básica de la honra y dignidad sin el opio hipnotizador del engaño ni la verborrea hueca de la justificación y ellas leen de mano en mano los pasos que sincronizan como protesta e incluso intentan contener la ira desatada de ellas mismas ya sin rostro que simplemente no pueden tolerar un día más de acoso, maltrato, agresión y muerte.
Ella talla con las manos el alimento impalpable de la pausa y la brisa, el telón de un diálogo y la mirada que escucha incluso las necedades de la madrugada y ellas son las que hacen fila en la fuente del agua sin cántaros y en la escalinata de mármol y el desván de los poemas con versos sueltos; juntas, han marcado la piel de las ciudades como eco de la desesperada angustia de la que sufre en descampado, lejos de los altavoces y las pantallas y son la niña que hace un nudo de hilos de colores con la esperanza de que jamás la han de maltratar manos inmensas y son la anciana que calló toda la vida las razones de su libre albedrío y la mejilla mancillada de un mujer que supo encarar el abuso supuestamente pasajero en una conversación al vuelo, en un chiste sin chiste y la broma de siempre.
Ellas han pintado un mural morado como estela de espuma sobre una línea naranja de próximo amanecer. Ellas han despertado un siglo entero y han de tatuar de hoy en siempre el decurso de un futuro que extirpe el odio íntimo, la ofensa callada o vociferante, el desequilibrio injustificado y las constantes diferencias por decreto. Ellas han hecho visible el coraje y la urgencia, el sinsentido de tantas hemorragias y el silencio de muerte; han compartido los ojos llorados, las manos ajadas, las piernas heridas y han levantado las calles para bajar las nubes.
Ella va contando los cadáveres de todas las mujeres que han asesinado todos los días, hace un minuto y su nómina calcula el número de cuerpos que le caben a la conciencia confundida del hipócrita y del sordo. Ella registra —de frente y de perfil— la media filiación de las que muestran el ojo morado y la mejilla hinchada, la boca inflada, los labios partidos, la quijada rota, la mano enyesada, el codo rígido y el tobillo perdido. Ella hace un catálogo de todas las lesiones de las muertas y de todas las biografías inconclusas de generación en generación que han desfilado al lado de todas las vidas encendidas por una esperanza propia.
Ellas han salido del encierro inútil y del silencio y han abierto en medio del vaho la puerta de un páramo perfectible y abren el párrafo de las andanzas de una serena sonrisa. Ella dejó la rutina y el tedio de los horarios para unirse a cientos que son miles y sumar millones que son ellas, todas que caminan todos los días pintando los muros con la mirada maquillada y las que expresan lamentos en bilé sobre el lomo de los coches impolutos y las que tambalean toda estatua y todo monumento y toda valla con la inapelable convicción de que no hay una sola estructura material, columna, ventana, espejo o cúpula que valga más que la sola vida de Ella que es Ellas, ésas, aquéllas, otras… Todas. _