Mientras leía el Cuestionario Proust que le aplicó, recientemente, la revista Vanity Fair a Elton John, pensaba en el viaje de Ulises que nos cuenta Homero en la Odisea.
Ulises deja su casa para emprender el viaje más rocambolesco que recuerda la historia y, al final, regresa al punto del que partió, a Ítaca, a su casa y a Penélope, su mujer, un amor que ha resistido, por decir algo, los encantos de Calipso que, además del sexo desaforado con el que lo agasaja, le ofrece la vida eterna.
Antes de embarcarse en ese viaje fabuloso Ulises había construido el lecho nupcial con la madera de un olivo, el árbol mediterráneo que esconde el secreto del tiempo, de la permanencia, de la solidez y, por tanto, dejó establecido un compromiso con Penélope que no hubiera sido el mismo con un lecho de alcornoque o de algarrobo.

El caso es que Ulises regresa, después de una guerra y un viaje devastador, al mismo lugar en el que estaba antes de salir. Y uno se pregunta, ¿no hubiera sido más fácil quedarse ahí? No, por varias razones, la primera es que nos hubiera dejado sin la Odisea.
“Si emprendes el camino hacia Ítaca, desea que el camino sea largo”, escribió el poeta Cavafis y Elton John le hizo caso, tuvo su propia odisea e, igual que Ulises, regresó al punto de partida. Agotó durante décadas todos los caminos del exceso, el del éxito, el del dinero, el del sexo, las drogas y el alcohol y hoy, desde su Ítaca particular, cuando Vanity Fair le pregunta por su idea de la felicidad perfecta, él responde: estar con mi esposo, David, y mis hijos. La revista sigue preguntando. ¿Cuándo y dónde ha sido usted más feliz?: Hoy, en casa. ¿Su viaje favorito?: ir a casa. ¿De qué se arrepiente más?: De la adicción. ¿Cuál es su mayor logro?: La sobriedad. ¿Cuál es su posesión más preciada? Mis monedas de sobriedad.
De todas las lecturas que pueden hacerse de esta radiografía de Elton John, la que más me inquieta es la homérica: tanto éxito, tanta droga, tanto exceso, para acabar en el punto de partida, en ese mismo lugar que las personas normales nunca han abandonado.