Nos llegó ya la Cuaresma que influye no solo en nuestras costumbres religiosas, sino también civiles.
Para algunos creyentes Cuaresma les suena a vacaciones que adelantan, si pueden, para evitar las aglomeraciones de Semana Santa o Pascua; para otros es tiempos de cambios de dieta en la mesa familiar, sobre todo capirotada, nopalitos, camarones, romeritos, etc.
El mundo secular en el que vivimos nos ha provocado una Cuaresma con acentos religiosos muy tenues, pero aunque sea así, lo religioso no se quita entre la gente.
Pero es bueno que pongamos atención a la tradición de la Iglesia Católica que tiene su razón de ser en estas prácticas de religión.
Íntegras, la Cuaresma nos lleva cinco semanas. Pastoralistas estudiosos nos recomiendan que las dos primeras semanas sean utilizadas por el Pueblo de Dios, para pensar qué es el pecado y cuál es su influencia en la realidad social; la segunda y tercer semanas son para proporcionar al Pueblo de Dios reflexiones sesudas, que lo encaminen a una conversión, que conduzca a una transformación social, para ir de frente contra el pecado social; la quinta semana de cuaresma es para la reconciliación del Pueblo de Dios, tiempo en el que los fieles hacen su confesión individual, para recibir la absolución sacramental que nos da el sacerdote.
Semana Santa, Pascua, Fiesta del Espíritu Santo, se deben vivir, como lo sugiere la liturgia, como su fueran un solo domingo.
No es tiempo para la confesión personal.
Es muy difícil que esto lo acepte la gente, sobre todo cuando confunden una cerveza o una copita de tequila con el pecado mortal; los malos ratos de la esposa, el esposo o lo vecinos también como si fuera el pecado de condena eterna.
Bien entendida la Cuaresma, es un tiempo de reconciliación gozosa que a nadie tiene porqué amargarle la vida, aunque abunden a diario las noticias de salvajadas de los narcotraficantes, infidelidades conyugales, desapego a prácticas religiosas, mentiras como maneras de vivir, robos como si fuera comercio lícito, prácticas antisociales como si fuera lo más común del vivir cotidiano.
Sin olvidar que en algunos centros de enseñanza se dice que la moral es un asunto exclusivo de la Iglesia Católica o de algunas otras Iglesias.
Vivimos en una época en la que si no existen leyes, mejor se vive. Ahora se miente al mundo, se miente a los pueblos.
La verdad no guarda relación con la realidad sino con el interés del que dice algo desde su ronco pecho. ¿Cómo ve?