Política

Ni democracia ni país de leyes

Hace 115 años (3 de marzo de 1908), Porfirio Díaz declaró al periodista James Creelman que nuestro país ya estaba preparado para practicar la democracia. 20 años después Plutarco Elías Calles (1 de septiembre de 1928), afirmó que México tenía la oportunidad de “pasar de la categoría de pueblo y de gobiernos de caudillos, a la más civilizada condición de país de instituciones y de leyes”. No se requiere mucho esfuerzo para colegir que ambas cosas no se han cumplido; y que, con el paso del tiempo, en vez de avanzar en esos objetivos, cada vez estamos peor, como lo demuestran los últimos acontecimientos.

Lo ocurrido en el último día de sesiones de ambas Cámaras del Congreso de la Unión, evidencia que aún no estamos capacitados para vivir en democracia; o que, la concepción que de ella tienen, tanto el gobierno y su partido, como la oposición, es equivocada. Para los primeros, es el gobierno de una mayoría irrefrenable, no sujeta a controles, procedimientos y límites. Para los segundos, es el desgobierno de las minorías (gobierno de coalición); o, más bien dicho, el gobierno de los líderes de los partidos opuestos al del Presidente, que buscan someter a los poderes constituidos. Ninguno ve a la democracia como la armónica convivencia entre una mayoría sujeta a controles, con minorías que deben tener derechos y garantías para su supervivencia política. 

Hemos pasado de los caudillos militares a los caudillos populares. Ser país “de instituciones y de leyes” sigue siendo anhelo, más que realidad. A la SCJN la califican como “poder derivado” (por no ser producto del voto popular) y a los procesos de control de la Constitucionalidad como intentos de sustituir al Congreso en sus funciones legislativas y violar la separación poderes. Ignoran que en toda democracia presidencial los poderes ejercen funciones compartidas y jurisdicciones superpuestas; y, poderes derivados son todos: el único originario es el Poder Constituyente.

Lo más preocupante es convocar a un llamado “Plan C”, para que “no se vote por el bloque conservador”. ¡Cuidado! No vaya a ser que ese Plan resulte como el fraude patriótico nacional aplicado en Chihuahua en 1985, porque no se podía admitir el triunfo de la reacción en un estado fronterizo. 

Como se ve, a 100 años de distancia, ni estamos aptos para vivir en democracia, ni somos un país de instituciones y de leyes.


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Javier Hurtado
  • Javier Hurtado
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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