Ironías de la vida: pasamos de un José Ramón (el de López Portillo) “orgullo de su nepotismo”, al de López Obrador –curiosamente los dos López–, constituido ya en el estigma de su gobierno. Además, la “Casa Gris”, podría convertirse en la “Casa Blanca” del actual sexenio. Empero, el asunto contiene otras aristas que merecen considerarse:
1.- El Sistema Nacional Anticorrupción ha demostrado –tanto a nivel federal como de los estados– que no sirve para nada: una vez más, organizaciones de la sociedad civil o periodistas, denuncian probables actos de corrupción.
2.- Se hace evidente que en el gobierno federal existe desorden y ausencia de institucionalización: ¿dónde está el Secretario Particular y el Estado Mayor Presidencial, para evitar que los hijos cometan estupideces? (esta función parece la cumplía Julio Scherer y hoy nadie realiza). Peor aún, nadie cuida sus “posteos” en redes sociales; los que, en vez de resolver el asunto, lo agravan.
3.- La incorrecta estrategia de su responsable de comunicación para enfrentar el problema, permitiendo que el Jefe del Ejecutivo, día a día, aborde el tema en sus conferencias, poniéndolo en un lavadero de “Acapulco en la Azotea”.
4.- Que el Presidente es un jugador hábil de la política o con suerte: siendo el ejercicio de revocación del próximo 10 de abril la oportunidad para relevarlo del cargo, no van a poder lograrlo. El INE, con tal de supuestamente perjudicarlo, terminó beneficiándolo. Ni modo que ahora digan que sí tienen dinero para instalar las 160 mil casillas requeridas para que la participación pudiera ser vinculatoria, pues según ellos sólo les alcanzó para 55 mil.
5.- Los recientes “errores” en política exterior, parecen ser también algo fríamente calculado, ya sea para afectar deliberadamente al Secretario Ebrard en sus pretensiones, como para desviar la atención con relación a la “Casa Gris”; o ambas cosas.
En la última evaluación del Índice de Democracia de The Economist, México pasó de ser democracia defectuosa, a régimen híbrido, acercándose a régimen autoritario. Y en el World Justice Project, en corrupción cayó 14 lugares, para llegar al lugar 135.
Seguramente la “Casa Gris” y el descontrol que la Institución Presidencial tiene sobre los hijos del Presidente, contribuirán a que éstos indicadores caigan aún más.
Javier Hurtado