Lamentable el nivel del debate público en México. Un panfleto publicado por dos matrimonios y 27 “intelectuales” (periodistas, académicos y ex funcionarios) suscitó el “bendito coraje” del Presidente de la República. La diatriba común en ambos documentos.
Se dice que “El triunfo del presidente fue inequívoco”, pero luego lo acusan de que “ha ido concentrando en sus manos el poder del gobierno…” Qué es lo correcto: ¿que ese Ejecutivo asuma a plenitud todas las facultades que le concede la Constitución; o que no lo haga, y en su lugar el “poder del gobierno” lo asuman los poderes fácticos?
Confunden pluralismo político con pluralismo social: si en un Congreso no existen decenas de expresiones políticas, eso no significa que no haya democracia, sino más bien que los partidos políticos están cumpliendo su función de agregar intereses. Una falsa democracia sería cuando existan decenas de partidos en el Congreso y una o dos centenas de organizaciones o grupos sociales independientes del Estado. Entonces, cuanta mayor pluralidad social sea posible y tanta pluralidad política sea estrictamente necesaria.
Piensan que el papel de contrapeso al Ejecutivo por la Cámara de Diputados, depende de la pluralidad política o matices partidarios, cuando más bien deriva de criterios cualitativos y diseños constitucionales. Si la Constitución no confiere esas atribuciones al Congreso, por más rijosos y opositores al presidente que puedan ser sus integrantes, no va a pasar nada. Están convencidos que una democracia presidencial solo es posible cuando el Congreso sea opositor al presidente o ningún partido tenga mayoría en alguna de sus Cámaras o en ambas.
Los “intelectuales” al quitarse la máscara (como dice el presidente) no mostraron su rostro “conservador” sino leninista: ellos y solo ellos son los iluminados que deben inyectar a la atarantada ciudadanía mexicana su “consciencia de clase”; para que, acatando sus instrucciones, “construya un bloque” que “restablezca el verdadero rostro de la pluralidad ciudadana”, como si esta se creara por decreto y fuera posterior y no anterior a una elección.
Para los conservadores la verdad es revelada por sacerdotes, para los leninistas por los intelectuales.
