Ya se venía venir que Donald se iba poner heavy metal desde que reconcilió con Putin. Así, se fue con toda la carrocería a Zelensky diciéndole cómico mediocre, dictador, antidemócrata, que gastó en billones de dólares en una guerra que no podía ganar. Casi le dice Lavestida, chaparro, mandilón como Vicente Vox le dijo a Labastida. Esto dejó a los derechairos que en su pecho y en el Twitter llevan la bandera de Ucrania absolutamente devastados como mi dotora Dresser que, fiel a su costumbre, va por con el alma en pena arrastrando cadenas de amargura.
No puede ser que, antes de sacudir su ira sobre Zelensky, no pensara en toda la feligresía de la ultraderecha nacional al que lo veían como un héroe en la eterna lucha del santo capitalismo contra el diabólico comunismo.
Bueno, me cuentan que Calderón anda todo desbalagado y no lo calienta ni el sol ni los shots de caguamas. No solo no sabe si poner o quitar sus banderitas ucranianas, o si buscar al reportero amigui de Milei que tiene más aguante con las entrevistas a modo que el señor Rosado. Sobre todo porque el tal Yordi se puso muy complaciente y obligó a Caldedrunk a asegurar que no es millonario, que tiene trabajar para alcanzar la chuleta y esas chorradas. O sea, cómo va a sacar su cripto moneda “Chupando que es gerundio”, si los inversionistas creen que él es casi casi un Godínez sin oficio ni beneficio.
La cosa es que la banda ultraderechaira no está en su mejor momento. Creían tanto en Trump y ahora los tienen todos vueltos locos y frustrados acabando con sus ídolos de barro (algunos como Milei se autodestruyen solos) y, para colmo, llenando de elogios a la Presidenta Claudia Sheibaum, no puede ser.
Tengo en el extraño presentimiento que los opositores deben hasta sentir envidia de que uno de los suyos -quizá de los más aguerridos, al que llaman “converso útil”- el señor Yuñez Jr Márquez, fue admitido en Morena, la tierra prometida. Claro, su voto para que procediera la Reforma al poder perjudicial fue importante, pero sí parece un poquito exagerado que le hayan abierto las puertas a un personaje que se hubiera conformado con ser gerente de un OXXO, chalán de Juan Soler (el actorcillo ultrafacho que ama con locura a Milei, que no le metió lana a su bitcoin, pero sí se hubiera vestido de granadero para reprimir jubilados) o miembro del equipo del PAN que se van a ir a Washington para acusar a Claudia Sheinbaum de no ser como Kinky Téllez.
Si Yunes Jr. aguanta ser un Yunes, habría aceptado cualquier cosa.
