Como universitario hecho en CU, fui educado con los valores de la tolerancia y la apertura democrática, por eso no quiero unirme al merecido linchamiento que está recibiendo el técnico cruzazulino Tomás Boy por declarar que el himno deportivo de los Pumas de la UNAM le parecía fascista. Sobre todo porque tengo la certeza jurídica que este muchacho que está malito de su inteligencia emocional, tiene un problema que ha explicado el gran Hugo Sánchez: confunde la calentura con la cultura.
Y digo que no me quiero unir a los agrios señalamientos de que está siendo víctima este DT que no ha ganado ni el Torneo de los barrios, porque hay gente muy maliciosa que me lo quieren mandar a tomar clases al auditorio Che Guevara con el Yorch y sus amigos o, peor aún, a ver esa película Pink que llama a la fanaticada ultraconservadora a tomar la Zona Rosa capitalina como si fuera la división panzer sobre Varsovia.
Eso está mal. Él no tiene la culpa de caer en la costumbre muy mexicana de llamarle fascista a cualquier cosa, pues si le llegaran a hablar de Mussolini pensaría que es un jugador del Necaxa.
O sea, la cosa está tan caliente que Boy, siempre víctima del Síndrome de Tourette (por eso ya solo le falta decir que el "Ave María" es el cántico de los Maras Salvatrucha, que los Beatles eran un grupo de guerrilleros montoneros y que el himno de la Champions se escuchaba en los hornos de Hitler), bueno, casi tanto como la pelea de Osorio Chong vs Jelipillo Calderón, que sin duda está mucho mejor y más chispeante que cualquier batalla de Manny Paquiao, otro gran amigo de la comunidad LGBTTTI que te metas Teté.
Por un lado, el secretario de Gobernación alega que la narcoguerra de Calderón no fue fallida pero estuvo mal diagnosticada (algo francamente imposible, porque a pesar de lo que diga Fox de que quería arreglar todo en 15 minutos, o que lo hecho por Jelipillo fue algo tan bien planeado y ejecutado que por eso prácticamente no se derramó una gota de sangre), y por el otro lado, el expresichente Calderón afirma que el problema de la violencia va más allá del narcotráfico y que él, como buen niño artillero, hizo todo en nombre de la patria y las buenas costumbres para acabar con tan terrible mal con una estrategia inteligentísima: darle de escobazos al panal del crimen organizado con una pequeña ayuda de instituciones infiltradas.
Ya no se peliénse. Sobre todo porque no es que la estrategia del licenciado Peña sea tan distinta a la de Jelipillo. Mejor pónganse a ahorrar, porque ya dijo Donald Trump que si México no paga el muro fronterizo nos va a declarar la guerra.
Eso o mandarle al del peluquín a Tomás Boy injertado en basilisco en misión diplomática.
[email protected]
www.twitter.com/jairocalixto
