Me conmueve mucho la defensoría de oficio de la clase media, como si esos abogados del demoño no hubieran puesto sus oficios al servicio del power en turno y no del power to the people. Por la manera poética con la que construyen sus elogios y apoyos a un estrato social al que ahora idealizan por su naturaleza aspiracional, cualquiera diría que se metieron una sobredosis de Una familia de tantas y ahora se sienten David Silva vendiendo aspiradoras.
A mí me parece muy bien que personajes como Sergio Sarmiento que tenían olvidada a la clase media, al igual que otros muchos sociólogos de ocasión (ayer eran pasantes de ingenieros aeronáuticos, antier aprendices de virólogos, anteayer especialistas en vacunas a los que, como diría, Joaquín Sabina, solo les falta ser “comunista en Las Vegas, ahogado en el Titanic y Flautista en Hamelín”) defienden a capa y espada a los clasemedieros y a su derecho a soñar, a trepar, a encumbrarse y a triunfar a través de una manida lógica de manual de superación personal. Lamentablemente, se les olvida a los sarmientos del mundo que ellos y la tropa loca de payasos de pelos verdes, chumeles y loretitos, además de toda la banda de la “Eh, la BOA” e intelecuáles salinistas que los acompañan que, con su tradicional apoyo al neoliberalismo salvaje del prianismo sin atributos, han conseguido que los pobres sigan siendo pobres y que la clase media a la que hoy glorifican no haya podido cumplir con sus sueños guajiros barriéndosele con los tacos por delante.
La vida no es como en las telenovelas donde las heroínas lumpemproletarias se casan con los Claudios XXX y los Godínez terminan dirigiendo la multinacional de Catalina Creel. Al confundir lo aspiracional con lo wanabí, la sarmientocracia ha hecho el papel de Soraya Montenegro gritándole a la clase media “¡Marginal!” “¡Maldita lisiada! ¡Maldita gata igualada!”.
Están como un conocido que vive consternado por la miseria que le pagan a su hijo en una empresa de comida rápida, pero ha sido un incansable apoyador del capitalismo explotador.
Yo por eso admiro a los iluminados ultraderechosos como Fox, el subjefe Diego, Lilly Téllez, el ex ministro José Ramón Cossío (proveedor de Alfacho Alfaro), el PANda Zambrano (que dice que Claudio XXX no es su patrón, jajaja) y Burnstavo de Hoyos, que nunca le quitarán nada a los ricos para darle unas migajas a la clase media alta, y mucho menos a la clase media jodidona y media. _
Jairo Calixto Albarrán
@jairocalixto
