Hay gente muy rara que, a pesar de la experiencia, sin medida ni clemencia, odio quieren más que indiferencia. Entre ellos se cuentan los mamaestros de la CNTE y las autoridades de la presente administración, empecinados en sacar lo peor del público reunidos alrededor de ese cuadrilátero donde ya no hay técnicos, sino puro rudo, rudo, rudísimo, al ritmo de Patria o muerte, venceremos.
En vez de buscar conciliación y arbitraje, ambos dos se van por la ruta fácil de la hurracarrana, el martinete y la desnucadora, montados en su respectivo macho de la revolución permanente, o en el de la orden de aprehensión inmanente.
Si el gobierno lanza amenazas y se pone autoritario, lo único que se le ocurre al magisterio disidente es amenazar y ponerse autoritario con los maestros que sí van a aplicar la evaluación. Si Aurelio Nuño se pone heavy metal, Núñez se pone napalm edad y así se la van llevando en una escenificación que cada vez se vuelve más predecible y aburrida en su lucha por el premio al necio del año, casi tanto como la declaración patrimonial de don Richard Anaya. O el muy tardío apoyo del PRIcámbrico temprano a Arturillo Escobar, su valet parking, que, sin duda, pronto será convertido en héroe nacional como el rey de los topo gigios, Catémoc Gutiérrez. Algo que ya se veía venir cuando los otros ninis verdes incrustados en el gobierno ni se despeinaron.
Claro, la Fepade será ridiculizada, pero qué importa, de todas maneras nadie la tomaba realmente en serio. Si catafixiaron a Chabelo, que no catafixien a las instituciones.
Como quiera que sea, creo que ya es el momento de que autoridades y cntenistas cambien de paradigmas. Si no quieren abonar a la paz y la concordia, por lo menos impidan que nos mate el tedio, pues ya no se sabe si hay más spots del chinkunguña o zacapelas entre granaderos y mairos.
Solo espero que acá se retome una propuesta hecha acá, en esta humilde atalaya: que funcionarios y maestros de la CNTE seleccionen a sus campeones y se enfrenten en un examen a dos de tres caídas sin límite de tiempo. El que saque una espantosa equis pierde.
Digo, cómo esperan que el licenciado Peña logre su promesa de que México sea imparable, si no se arreglan estas cosas, caray.
Ya se sabe, de acuerdo con la experiencia, que solo se odia lo querido.
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